El sabotaje sistemático al futuro de La Rioja
Con la condonación de la deuda, Capellán eleva su apuesta al absurdo renunciando a 448 millones que podrían aliviar la presión financiera y sufragar servicios públicos
José Ángel Lacalzada
Diputado Regional del PSOE
Lunes, 10 de marzo 2025, 22:01
La Rioja se encuentra ante la encrucijada histórica de aceptar la condonación de 448 millones de euros de deuda propuesta por el Gobierno de Pedro ... Sánchez —un 28% del total que en 2023 ascendía a 1.625 millones— o seguir los dictados de un PP que, bajo el liderazgo regional de Gonzalo Capellán, parece empeñado en hundir a esta comunidad en la irrelevancia. La decisión anunciada por Capellán es tan previsible como indignante: rechazar una medida que sanearía nuestras cuentas y liberaría recursos para reforzar el Estado de bienestar. Y todo por no desentonar con la estrategia de Génova y su jefe, Feijóo.
Entre el bienestar de los riojanos y las consignas partidistas, Capellán no duda y elige Génova. Entre construir futuro y complacer a su partido, Capellán se arrodilla ante el segundo. Y los ciudadanos somos los grandes damnificados.
Pero lo más grave es que este no es un hecho aislado sino un patrón de conducta que ya roza lo escandaloso. Capellán ha convertido la renuncia a recursos económicos en su marca de fábrica, en una actitud pertinaz que limita nuestro crecimiento y asfixia las políticas sociales que La Rioja necesita. El ejemplo más sangrante es la devolución de más de 20,5 millones de euros al Gobierno central, fondos que estaban concedidos, entregados y listos para impulsar el suelo industrial en Calahorra y Alfaro. Un dinero que pudo haber creado empleo, atraído empresas y revitalizado zonas clave para nuestra economía, pero Capellán, en una mezcla de ineptitud y desidia, prefirió dejarlo escapar. ¿Qué excusa dio? Ninguna convincente. ¿Qué ganamos con ello? Nada.
A esta negligente actitud se suma la pasividad cómplice de alcaldes del PP como Conrado Escobar o Mónica Arceiz, cuya gestión condena a sus municipios al estancamiento y se caracteriza también por la devolución o renuncia a fondos europeos que deja proyectos paralizados, iniciativas muertas y oportunidades desperdiciadas. Y ahora, con la condonación de la deuda, Capellán eleva su apuesta al absurdo renunciando a 448 millones de euros que podrían aliviar la presión financiera de La Rioja y sufragar servicios públicos esenciales. Es un sabotaje deliberado, un golpe directo al corazón de una comunidad que merece mucho más que un presidente convertido en títere de Génova.
El argumento del PP para justificar este despropósito es tan endeble que se cae por su propio peso. Dicen que esta condonación es un «traje a medida» para Cataluña, pero los números lo desmienten con crudeza ya que Canarias se beneficia con una quita del 50%, Andalucía del 49%, mientras que Cataluña apenas alcanza el 20%. La Rioja, con el 28%, está en la media nacional. La propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez se basa en criterios técnicos claros —población ajustada, endeudamiento en la crisis financiera, infrafinanciación histórica y esfuerzo fiscal— no en favores políticos. Si Capellán tuviera un mínimo de honestidad, reconocería que esta condonación lo que consigue es corregir años de agravio y recortes bajo el Gobierno del PP que dejaron a las autonomías en la cuneta.
Pero la coherencia no es el fuerte de Capellán y su cinismo alcanza cotas insospechadas cuando critica el reparto por habitante. Según él, La Rioja merece más porque recibe menos por habitante que otras comunidades. ¿Y qué dice de los 3.000 millones de euros extraordinarios que nuestra comunidad ha ingresado desde 2009 por ser la mejor financiada por habitante de España, con 600-700 euros más por habitante que Valencia o Murcia? Eso equivale a 200 millones anuales de ventaja que Capellán no menciona, porque admitir esa verdad desmontaría su victimismo barato. Si el criterio poblacional le parece tan injusto, ¿por qué no propone devolver esos 3.000 millones para ser coherente? La respuesta es obvia: porque su discurso es una cortina de humo para ocultar que su prioridad no es La Rioja, sino el PP.
Cada renuncia de Capellán es un ataque frontal al desarrollo de esta comunidad. Devolver los 20,5 millones para suelo industrial fue un mazazo a nuestra competitividad económica, una puñalada a las esperanzas de quienes buscan trabajo o quieren emprender. Rechazar la condonación de deuda es aún peor; es condenar a La Rioja a arrastrar un lastre financiero del que puede desprenderse para utilizar esos recursos para escuelas, hospitales, residencias y políticas de igualdad. Mientras el Gobierno de Sánchez, con una economía solvente, entrega este año 1.406 millones a La Rioja —un 45% más que lo que recibía con Rajoy— Capellán se dedica a boicotear cualquier avance, acumulando un historial de mala gestión que debería hacer sonrojar a cualquier gobernante.
Es intolerable que un presidente regional actúe como un mero recadero de Génova, sacrificando el interés general por cálculos partidistas que no benefician a nadie en esta tierra. Su hoja de servicios acumula ya un importante catálogo de devoluciones absurdas de recursos, excusas vacías y oportunidades pisoteadas. Los riojanos no podemos seguir pagando el precio de su lealtad ciega al PP con el estancamiento de nuestra comunidad. ¿Cuánto más tendremos que perder para que Capellán despierte de su letargo y empiece a gobernar para La Rioja en lugar de para Feijóo? La respuesta, me temo, es tan desoladora como su gestión: demasiado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión