Relevo generacional

Realmente vivimos en una sociedad necesitada de fomentar la cultura emprendedora, que asuma riesgos y responsabilidades en todos los ámbitos, en aras de generar estabilidad, buen gobierno y bienestar. Muchos de los autónomos y empresas familiares de la región son un claro ejemplo en el que debemos inspirarnos y aprender de sus buenas prácticas. Muestran cómo la mentalidad emprendedora del fundador de la empresa se potencia y transmite dentro del ámbito familiar, dando lugar a la creación de nuevas empresas a lo largo de las generaciones y de grupos societarios consolidados. Por contextualizar un poco, basta repasar las 56 empresas que forman parte de la Asociación Riojana de la Empresa Familiar (AREF): en 2022 generaron el 15,29 % del PIB de La Rioja, proporcionaron 3.485 empleos directos con sus empresas matrices, superaron los 1.453 millones de euros de facturación, poseían activos por 1.436 millones, obtuvieron un beneficio antes de impuestos de 153 millones y contribuyeron con más de 24 millones de euros a través del pago del Impuesto de Sociedades. Además, su estela se extiende hasta 298 empresas cuando se analizan los grupos empresariales.

La existencia de un modelo de referencia dentro de la familia influye de forma positiva en la decisión de las siguientes generaciones de emprender nuevos negocios. La cultura emprendedora está arraigada en la propia forma de entender la empresa familiar, ya que los potenciales sucesores participan en el propio proceso de emprendimiento (IEF, 2023). Debemos agradecer el empuje emprendedor de todas esas empresas familiares riojanas que arriesgan, aspirar como hacen ellas a crear patrones de dedicación intensa, sacrificio personal y autoexigencia, generar una visión a largo plazo compartida y consensuada que une a familiares, proporcione sintonía dentro de la empresa y la sociedad en su conjunto.

En cualquier caso, la creación de empresas familiares derivadas del empuje emprendedor significa arraigo en el ecosistema local y creación de riqueza en La Rioja, por las inversiones realizadas, la generación de puestos de trabajos, el impacto directo y los efectos de arrastre en las cuentas de resultados de todos sus stakeholders, más la estabilidad y bienestar para la sociedad en su conjunto.

Actualmente, contamos con lo más valioso, con jóvenes bien formados, competentes profesionalmente y con un futuro brillante. Los integrantes del Fórum familiar de la Asociación Riojana de Empresa Familiar son un magnífico ejemplo y sus experiencias acumuladas en emprendimiento corporativo propiciarán un adecuado relevo generacional. Es prometedor observar cómo las empresas familiares riojanas fomentan el intraemprendimiento unilateral o participativo, crean nuevas áreas de trabajo y dotan de responsabilidades a las nuevas generaciones con proyectos propios. También cómo les desafían para modernizar procesos, digitalizar actividades o abrir nuevos mercados. Ello les permite conocer a la empresa por dentro, expresarse bajo su estilo, interrelacionarse con otros miembros de la familia, compartir proyectos, así como desarrollar habilidades, probar y testar oportunidades para adquirir experiencia y prepararse para el futuro.

Además, vemos cómo en muchas empresas familiares se cree firmemente en ellos, se les empuja y apoya en casa para que puedan explotar oportunidades y emprender. En ocasiones, en una primera etapa se emprende externamente, en nuevos proyectos, creando otra empresa con su propia personalidad jurídica. El objetivo habitualmente es doble, es decir, que sirva de mecanismo de aprendizaje, de desarrollo profesional y personal, a la vez que actúa como laboratorio al servicio de la empresa familiar, bajo los principios de gestión ágil de las start-ups. Para ello se apoyan en otras instituciones, como por ejemplo universidades creando una spin-off o valorizando los resultados de investigación de equipos con alianzas a través de una empresa de base tecnológica.

El relevo generacional pleno de la empresa familiar exige facilitar a los jóvenes una estrategia a largo plazo para que se preparen no sólo para liderar y gestionar la empresa, sino también para unir y propiciar un buen clima en la familia, así como, llegado el momento, recibir un legado a cuidar y la responsabilidad de la propiedad que se les transfiere. Este proceso es habitualmente complejo y lento, ya que exige mucha generosidad por todas las partes más la transición intergeneracional en la gestión y la propiedad de la sociedad, a través de su capacidad de adaptar los procedimientos de gestión de sus predecesores, de superar pruebas, dar ejemplo, seguir formándose, adquirir experiencia, medirse respecto a otros profesionales externos, ganarse el respeto dentro de la empresa y de la familia, unir ambos ámbitos, dar la talla en múltiples desafíos empresariales y crisis que puedan surgir.

La continuidad de la empresa familiar y dar facilidades para transmitir el legado son importantes y beneficioso para todos; por ello es el momento de actuar y de construir un buen futuro que podamos dejar a las próximas generaciones.