Disfrutones y bailongos
MEZCLADO, NO AGITADO ·
Cada vez es más evidente que en la política contemporánea, cómo se llega a ministro y a otros infinitos puestos políticos, no deriva de capacitación ... alguna, sino de la habilidad para bregar en las sentinas de los partidos, maniobrar adecuadamente con todo tipo de añagazas y sobresalir a codazos entre esa grey de politicastros que cada día nos ilustran con su ignorancia y escasos conocimientos para el puesto que desempeñan.
Veamos: Illa es un individuo cuyos deméritos han quedado debidamente acreditados durante la pandemia, cometiendo errores de los que no se ha arrepentido. Es además un personaje que lo único que debía conocer cuando llegó al Ministerio de Sanidad es de una vez que debió acudir acompañando a un familiar al médico de cabecera. Pero eso era irrelevante puesto que de lo que se trataba era de la cuota a la facción catalana del PSOE y que ese ministro dedicara su tiempo no a resolver los problemas de la salud de la población, sino a enmendar cualquier roce o intriga palaciega, que se produjera entre ambas ramas políticas del mismo árbol. Pero llegó la inesperada plaga vírica y mandó al traste todas las cábalas, que por exclusivo interés partidista se habían pergeñado. Y hete aquí que ahora y para premiar su incompetencia, se le devuelve a su tierra como candidato a la presidencia de la Generalidad, por aquello del llamado 'efecto Illa' –que no sé de qué mente brillante habrá salido–, puesto que si los votantes catalanes tienen algo de criterio, –cosa que se ha demostrado no muy fiable en los últimos años–, lo lógico es que huyeran como almas que lleva el diablo de la posibilidad de darle a este disfrutón del cargo la responsabilidad de gobernarles. Claro que puede ocurrir como en el país de los ciegos, donde el tuerto es el rey, y por pura carambola y CIS mediante, se produzca el milagro.
Añadamos también al señor Iceta, con un master de bailongo, capacitación muy recomendable para resolver la política territorial, en la que el gancho y la caminata sincopada tanguera son vitales para domeñar a toda la arriscada colección de gobiernos locales y autonómicos. Y dada su demostrada capacidad, le sobrará tiempo para seguir deleitándonos, mediante la meditación trascendental del minimalismo poético, con su haiku diario. El único suyo que conozco tiene su enjundia: «Nieve sobre mi choza: pinta torpes figuras en su deshielo». Pensamiento tan condensado que ni Oscar Wilde logró en su 'De profundis' escrito en la cárcel de Reading.
Solo me queda recomendarles, por esta vez, la visualización de la arenga del exdirector de participación ciudadana del Gobierno de La Rioja, al que le auguro un papel de actor sobrero en el club de la comedia política. Resulta que toda la sociedad española que no pertenece a su clan de ilustres 'neuronas' somos unos fascistas. Que es algo así como el colmo de la desvergüenza, que no es otro que tirarse un pedo en un entierro y echarle la culpa al muerto.
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