El negocio vacacional en España atraviesa un momento de contraste. Aunque en 2024 el país recibió 94 millones de visitantes extranjeros, el gasto medio por ... turista se redujo un 2,5% y el desembolso durante su estancia descendió un 6% con respecto a otros ejercicios. Incluso en agosto, el mes del ocio por excelencia, se percibió un retroceso en las llegadas internacionales. La inflación que afecta a los países emisores, sumada al encarecimiento de los precios en España, obliga a los visitantes a moderar el gasto. A ello se suma la masificación de los destinos más demandados, lo que resta atractivo a la experiencia. Francia, Reino Unido y Alemania concentran el 50% de las visitas, por lo que cualquier incertidumbre social en estos mercados impacta en el sector español. Otro fenómeno en auge radica en la compra de viviendas por parte de extranjeros, utilizadas solo en temporada o puestas en alquiler, lo que intensifica la incomodidad en zonas muy tensionadas. Además, las altísimas temperaturas estivales empujan a ciertos perfiles de viajeros hacia destinos alternativos. Más que perseguir récords, el desafío pasa por reflexionar sobre un modelo más sostenible.
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