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Editorial

Posición de Estado

El Gobierno no puede permitirse voces dispares sobre el plan de Trump para Gaza y Sánchez y Feijóo han de fijar un mínimo hilo de diálogo

Miércoles, 1 de octubre 2025, 22:40

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La conversión en ariete en la arena política nacional de la crisis de largo recorrido histórico en Oriente Próximo y, en este trance concreto, de ... las atrocidades de Israel en Gaza –se denominen «genocidio» o se dejen en «masacre»– está derivando en colisiones partidarias que no deben desviar del objetivo esencial. Esto es, que España sea capaz de desarrollar una estrategia de Estado ante la comunidad internacional en un momento en que lo perentorio es parar la aniquilación de los gazatíes a manos del Gobierno de Netanyahu y lograr que Hamás libere a los rehenes a los que mantiene secuestrados; y lo urgente, intentar asentar las expectativas generadas, contra pronóstico, por el plan de paz de Donald Trump, el cual ha forjado, al menos, una mayoritaria disposición internacional a considerarlo, posición en la que coinciden en España el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. La agenda propia de Pedro Sánchez –en asuntos, por ejemplo, como las relaciones con Marruecos– y la dependencia de una amalgama de socios dispares ha introducido en las últimas legislaturas un elemento disruptivo en la política exterior española, que ha sucumbido también a los letales efectos de la polarización. Pero ni esta constatación ni el hecho de que la denuncia de la desvastación en Gaza haya flirteado frívolamente en las últimas semanas con la utilización electoral deben orillar que los distintos gobiernos españoles han mantenido, desde la Transición, lazos diplomáticos tanto con los israelíes como con los palestinos. Y con una apuesta compartida por la solución de los dos estados de los que siguen siendo los dos grandes partidos del país. Ni Sánchez ni Feijóo deberían dejarse tironear por sus extremos hacia posiciones que no representen ese amplísimo cauce central de la sociedad que deplora la represión israelí sobre Gaza, que no otorga legitimidad a Hamás y sigue apostando por una salida negociada. Y, singularmente, el presidente no puede permitirse que el Gobierno que lidera, en tanto que representante de España en los distintos organismos globales, proyecte una polifonía de interpretaciones tan opuestas sobre el plan de Trump como las escenificadas en las últimas horas, en las que la coalición de Yolanda Díaz lo ha tildado de «farsa» mientras Sánchez, aun con reservas, se alineaba institucionalmente con la respuesta de la UE favorable a escuchar. Urge que Sánchez y Feijóo establezcan un mínimo hilo ante todo lo que está en juego, en términos humanitarios, diplomáticos y geopolíticos, en Oriente Próximo.

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