Cuestión de pimientos

También me dice que es importante caminar más si quiero bajar los kilos sobrantes cogidos en los actos sociales veraniegos. Pero eso es lo de menos. Yo ando para despejar mi mente. No para digerir los pinchos que me he tomado este septiembre mateo.

Y entre paseo y paseo me topé con un olor característico en una de las plazas del oeste de este Logroño vuestro. Olía a sabor de otoño, a un rojo embadurnador de manos y boca: El pimiento.

Y si yo les menciono alegremente PIMIENTO, ustedes pensarán en PIQUILLO...Y si me hablan de PIQUILLO.... yo les respondo LODOSA.

Lodosa sí. Y no najerano. Lodosa. Aunque suena a Nájera que fue emplazamiento del Reyno de Pamplona, hay que decir que los pimientos más famosos de todo el mundo están en Lodosa. Allí hacemos fiestuquis en su honor. Tenemos una denominación de origen que quita el sombrero y encima este año le damos un premio Piquillo de Plata a Amaia, que solo le falta cantar uno de sus temas mientras traga un manjar rojo. En cuestión de pimientos no nos gana nadie.

El caso es que el otro día un riojano me ofreció unos de Nájera. Pensó que si los probaba me convencería de su bondad. Yo puse cara rara, pero como buen vecino de Ebro que aprecia los dones que se le otorgan, los probé.

Ya sabéis que los navarros somos muy de agradecer lo que se nos da por derecho foral y tradición. O por lo que sea vamos. Si es gratis, lo cogemos. Y he de decir que los pimientos no estaban mal, pero que la calidad y textura incomparable de Lodosa está a mil años luz.

De todos modos le dije que estaban buenos, pero le expliqué para que no se enfadara que los pimientos son hermanos de río y como con el vino, es cuestión de estar a un lado u otro, que la tierra es la misma. Cosas que sonaban a diplomacia barata y apreciar mi vida.