El último alumno de la escuela de Avellaneda
JULIÁN GARCÍA MARÍN
Viernes, 24 de enero 2020, 08:47
En el reportaje del pasado domingo 19 de enero sobre la despoblación rural vi con nostalgia que las imágenes pertenecían a mi pueblo, Avellaneda. En ... el año 1966, me convertí en el último niño que habitó su escuela, que se mantuvo abierta solamente con una maestra y su único alumno.
Hoy vemos cómo a todos nuestros políticos se les llena la boca hablando de la «España vacía» y tratan de dar lecciones sobre cómo poner remedio al problema sin hacer nada.
A ver si alguno tiene la valentía suficiente para dar un paso al frente y comenzar de nuevo a abrir escuelas en los pueblos. Si de verdad queremos tener pueblos habitados, es indispensable tener escuelas abiertas, por pocos niños que tengan. Si en un pueblo no hacemos que pueda haber niños, volvemos al origen del problema. Y partiendo de ahí, dotar a los pueblos de los servicios esenciales, comenzando por la asistencia médica.
A ustedes señores políticos: ¿acaso no creen que, con tan solo una pequeña parte de los sueldos de todos ustedes, se podría mantener un profesional docente y un profesional sanitario en cada pueblo donde fuesen necesarios? ¿No sería mejor esto que seguir con eso tan suyo de «lo mío para mí y lo de los todos a repartir»?
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