Respuesta a doña Henar Moreno sobre Yagüe
Abigail Lera Escudero
Martes, 2 de septiembre 2025, 21:47
El Diccionario de la Real Academia Española define topónimo como el «nombre propio de un lugar». Eso, y nada más que eso, es hoy Yagüe: ... un lugar, un barrio, un hogar para sus vecinos. Así se lo respondería cualquier vecino de Yagüe a doña Henar Moreno, tras unas declaraciones recientes, cuando afirmó: «Logroño mantiene homenajes a figuras franquistas, como el nombre del barrio Yagüe. Es incomprensible que sigamos homenajeando al 'carnicero de Badajoz'».
Igualmente se lo replicaría, con toda la autoridad moral que da la vida entregada al prójimo, don Rafael Ojeda, aquel cura obrero —para unos— o cura rojo —para otros— que, durante 46 años al frente de la parroquia, sembró en estas calles cultura, justicia y amor por el ser humano. Un hombre que defendió derechos obreros y que supo hacer de Yagüe mucho más que un nombre: lo convirtió en identidad.
No en vano, en 1962 nació el Yagüe Club de Fútbol, no como tributo, sino como símbolo de pertenencia, como ocurre con cualquier equipo que enarbola con orgullo el nombre de su barrio. Esa misma bandera la ha llevado, por ejemplo, Raúl Ruiz Benito, futbolista y hoy comentarista deportivo.
Por eso, doña Henar, se equivoca: Yagüe no es un homenaje a un general, es una historia compartida, un latido colectivo, un barrio que venció a la sombra del pasado para convertirse en identidad en sentimiento de pertenencia, pertenencia a Yagüe.
Antes de realizar esas declaraciones, quizá habría sido oportuno escuchar a quienes lo habitan. Ellos le habrían explicado que Yagüe no es homenaje, es hogar. Es la palabra que nos une, el lugar al que siempre volvemos, el rincón donde aprendimos que la identidad no se dicta desde un despacho, se construye con amor, con esfuerzo y con memoria compartida.
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