Si existe algo sagrado en una situación límite como la que estamos viviendo es la unión entre los ciudadanos, la convicción necesaria y absoluta de ... que hay que proteger la salud y la convivencia. Cualquier iniciativa que tenga como fin destruir estos objetivos me parece intolerable, repugnante y hasta delictiva. La sociedad española, en su inmensa mayoría, se ha tomado muy en serio lo que está sucediendo y todo el mundo prácticamente vive confinado en su casa sobrellevando la alarma sanitaria con enorme dignidad y con un comportamiento ejemplar. Tengo muchas dudas y pocas certezas sobre lo que han hecho y están haciendo las autoridades (todas) en la prevención y el desarrollo de la crisis. Pero creo que no es momento de banderías partidistas y de bajezas. Tiempo habrá de estudiar lo que ha sucedido y pedir cuentas. De la misma forma, me parece indigno promover desde varios de los partidos que sostienen el gobierno de Sánchez una cacerolada contra el Rey, a pesar de la indignidad demostrada por el emérito y del daño que está haciendo a la Corona, a España y a su propio hijo. Lo mismo digo. Tiempo habrá. Destruir la España que sale a los balcones a aplaudir a todos los héroes que están sosteniendo el país significa que se puede abrir una veda peligrosísima en la que la unión desemboque en un enfrentamiento entre unos y otros, exactamente cuando unos y otros hemos de ser los mismos. Quiten sus sucias manos de nuestras vidas y nuestra salud. Todo el mundo guarda en sus alfombras toneladas de mierda, no contaminen más, déjennos en paz.
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