Alegremos a Félix Rodríguez de la Fuente
Mi balcón ·
Estos días ando un tanto perturbado y desorientado. La causa me viene de la noticia esa que proclama el alejamiento respecto de la familia real ... inglesa por parte de la pareja formada por el hijo menor de Lady Di y una tal Meghan. No sé si aporto bien los datos, pero el caso es que, si Drácula me pincha en la zona del garganchón, no me saca en su tenebroso ambulatorio ni gota de líquido rojo. ¿Adónde vamos a llegar? Pase lo del 'brexit', pero esto... ¿Qué va a ser de nosotros, los europeos, si comienza a resquebrajarse la monarquía británica? ¿Sabrán igual las patatas a la riojana, por poner un ejemplo manido, mas sabroso?
Por otra parte, mi mente y mi corazón se sosiegan porque, en medio del reparto de tanta cartera ministerial, lo que más me ha motivado ha sido la ceremonia de la jura de los cargos. Me pareció escuchar que algunos de los juramentados se servían de la frase «con lealtad al rey»; lo escribo porque supongo que no se habrán referido a cualquiera de los monarcas que aparecen en los naipes vitorianos de Fournier. Después del batiburrillo de expresiones que se lanzaron días atrás en el Congreso, puede uno esperarse polisemias de muy variada índole... Pero no, porque uno de los que se sirvió de esa cláusula ha sido precisamente el señor Iglesias, republicano de pro y acostumbrado a mantener sus posturas políticas, según se ha evidenciado inmediatamente después de la última convocatoria electoral. Respiro tranquilo; ustedes no sé.
Otro sucedido que me reconforta es el promovido por esa empresa que ha implantado la semana laboral de lunes a jueves. Me encanta porque es un sistema que ya hace tiempo practican los eurodiputados. Ello le demuestra a usted que estamos dirigidos por personal muy inteligente del que podemos fiarnos plenamente, pues son auténticos conejillos de Indias en materias placenteras: dan ejemplo en sueldos, dietas, vacaciones, jubilación ... Incluso se les ocurren locuciones sumamente ingeniosas que harán seguramente las delicias de sus votantes cuando los pillan dormitando en las sesiones bruselanas , como le ha ocurrido al exministro García Margallo: «Eso significa que tengo la conciencia muy tranquila». Y la jeta también, don José Manuel; siga usted tan español.
Superadas ya mi turbación y desorientación del inicio, se me ocurre una idea que puede elevar el prestigio internacional de nuestro amado país. Sabido es que a la pareja de la familia real citada al principio, merced a sus múltiples amistades, ya se le ha ofrecido una vivienda para que la utilice cuando le plazca. ¿Por qué el Gobierno español no pone asimismo a su disposición en temporada alta el palacete de Doñana, paradisíaco lugar utilizado en alguna ocasión por algún presidente de aquí, republicano juancarlista, a fin de que ambos agraciados jóvenes gocen de la tradicional hospitalidad marismeña? Téngase en cuenta que ello nos aportaría parte del voto de los lectores de las revistas del corazón, que son mogollón, y, de paso, allanaría la devolución de Gibraltar y de sus monos, lo cual causaría gran alegría en el otro mundo a mi inolvidable tocayo Félix Rodríguez de la Fuente.
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