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Dolores Delgado. Zipi (Efe)

Delgado, reprobada en el Senado mientras crece la presión para que dimita

«No voy a permitir bajo ningún concepto que nadie cuestione mis principios, mi honorabilidad, mi honestidad», ha recalcado la responsable de Justicia

Efe

Madrid

Martes, 25 de septiembre 2018, 21:32

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El pleno del Senado ha reprobado hoy a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, que mantiene el apoyo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras el líder de Podemos, Pablo Iglesias, pide ya que «se aleje de la vida política».

El Partido Popular (PP) ha hecho valer su mayoría absoluta en la Cámara Alta para reprobar a Delgado en una jornada especialmente dura para la ministra, primer miembro del Ejecutivo de Sánchez reprobado por las Cortes, después de que se filtraran nuevos audios grabados en una comida que compartió en 2009 con el excomisario José Villarejo.

Los populares plantearon en su día la censura a Delgado al considerar que había abandonado al poder judicial y al juez instructor de la causa del «procés», Pablo Llarena, ante la demanda presentada en Bélgica por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y cuatro exconsejeros fugados.

Pero ese debate ha quedado superado a lo largo de la jornada por las grabaciones de la comida con Villarejo, publicadas por moncloa.com, un digital creado este mismo mes, en las que presuntamente Delgado llama «maricón» al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

En un desayuno informativo antes de la sesión plenaria del Senado, Delgado ha garantizado que «por supuesto» cuenta con el respaldo de Sánchez y del resto del Ejecutivo ante «ataques execrables». A su juicio, es víctima de Villarejo como antes lo fue el rey Juan Carlos.

Y con Pedro Sánchez en Estados Unidos, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, ha ratificado en los pasillos del Senado que el Gobierno «mantiene» y «tiene confianza plena» en Delgado, mientras la vicepresidenta, Carmen Calvo, señalaba que «perfectamente se va a mantener» en el Ejecutivo.

Sin embargo, el líder de Podemos, principal apoyo del Gobierno, ha dejado claro que no ve el mismo futuro para la ministra de Justicia: «Alguien que se reúne de manera afable con un personaje de la basura de las cloacas de Interior en nuestro país debe alejarse de la vida política porque hace daño a la mayoría que protagonizó la moción de censura». Retiraba así el apoyo de la formación morada a la ministra, que desde hace días aguanta las peticiones de dimisión del PP.

En el pleno del Senado, los populares han vuelto a pedir su cese por «mentir de forma reiterada» tanto sobre la demanda contra Llarena como sobre sus relaciones con Villarejo.

En opinión de la senadora Cristina Ayala, Delgado ha querido ir de víctima, pero «solo es víctima de sí misma, de las mentiras que ha vertido y de su propia trampa». La ministra y el Gobierno sostienen que las filtraciones forman parte de un «ataque institucional» enmarcado en la defensa procesal de Villarejo, en prisión preventiva por una larga lista de delitos, desde pertenencia a organización criminal, cohecho y blanqueo hasta revelación de secretos y extorsión.

Delgado ha señalado hoy que los que la conocen, incluido el propio Grande-Marlaska, saben que no se refería a él cuando usó el apelativo que se escucha en la grabación de la comida, pero el Ministerio de Justicia ha matizado después sus declaraciones.

No dan credibilidad a los audios, que han podido ser manipulados, pero si usó ese «desafortunado» calificativo para referirse al ministro del Interior, entonces compañero suyo en la Audiencia Nacional, y en ningún caso pretendía denigrarlo o atacarlo por su homosexualidad.

Grande-Marlaska ha asegurado por su parte que no se siente ofendido y lo ha escenificado dando un cariñoso abrazo a su compañera de gabinete ante las cámaras al coincidir en sus escaños de la Cámara Alta; más allá de las palabras, lo importante son los hechos, ha destacado el titular de Interior, que hizo pública su homosexualidad en 2006.

No es la primera vez que el Ministerio matiza sus propias informaciones en este controvertido asunto, en el que pasó de decir que Delgado no había tenido «relación de ningún tipo» con Villarejo, a negar cualquier «tipo de relación personal, profesional, oficial o no oficial» con el excomisario «más allá de haber coincidido con él en compañía de otras personas en algún evento».

Delgado ha negado un cambio de versión en sus explicaciones, porque lo que hizo en un principio fue responder a «barbaridades» publicadas sobre un proceso de extradición de un empresario en el que ella no tenía nada que ver.

Ha insistido en que vio tres veces a Villarejo cuando era un comisario «condecorado», con el que, recuerdan en el Ejecutivo, se reunían cientos de personas, pero que no ha tenido nunca relación con él en su faceta de abogado o asesor privado, negocios que son los que lo han llevado a prisión. «No voy a permitir bajo ningún concepto que nadie cuestione mis principios, mi honorabilidad, mi honestidad», ha recalcado la responsable de Justicia.

Este miércoles el PP redoblará la carga contra ella con una interpelación en el Congreso en la que pedirá su dimisión.

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