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Casado contempla la pantalla durante su intervención en la convención del PP en Córdoba. Rafa Alcaide / EFE

Casado vincula al PSOE con la crisis y presenta al PP como la solución económica

El líder de los populares se apoya en el legado de Rajoy y Aznar para sostener la credibilidad de su oferta y advierte de «España no podría soportar» otro retroceso económico con los socialistas en Moncloa

Nuria Vega

Madrid

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Sábado, 5 de octubre 2019, 14:05

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La repetición electoral le ha concedido al PP una segunda oportunidad: la de enmendar el error de la campaña del 28-A e intentar ampliar su menguado espectro electoral. «Ahora, economía, economía, economía», aconsejan a Pablo Casado en su círculo más cercano para superar la página de la crispación y ensanchar las posibilidades del partido en las urnas. En ese marco, los populares celebran este sábado en Córdoba una convención, con exministros invitados de los gobiernos de José María Aznar y Mariano Rajoy, encaminada a ensalzar la experiencia de gestión del partido frente a un PSOE que ligan con la «crisis» y la «pobreza».

Esa ha sido la idea fuerza de la intervención de Casado. Una hora de gráficos, cifras y recursos visuales sobre el «legado de Sánchez» para advertir de que el país no «podría soportar» otro ciclo económico negativo con el PSOE en la Moncloa. «España nos necesita de vuelta en el Gobierno para evitar la crisis», ha defendido ante los suyos.

Se mide hasta la intensidad. Casado, y así lo corroboran fuentes del PP, va a procurar en las próximas semanas no resultar catastrofista. Si bien avisa de datos de paro o de señales que consideran preocupantes, hay un intento de no caer en la alarma. Creen en la dirección que basta con identificar a los populares con el despegue económico o con haber «evitado el rescate» de la UE y asociar al PSOE a términos como «impuesto, paro, crisis, bloqueo, intervencionismo, precariedad, retroceso y reparto de pobreza».

Esas son las palabras escogidas hoy por Casado en la inauguración del cónclave. Los dirigentes populares sostienen que este es el camino que llevará a incrementar las posibilidades del PP el 10-N, ahora que, además, las encuestas recogen una tendencia al alza. «Templanza», aseguran, y un discurso alejado de la «desmesura» que podría castigarse de nuevo en las urnas.

Búsqueda de la centralidad

En los últimos días, el partido de Casado había dejado ya antiguas urgencias como la del 155 en Cataluña para Ciudadanos. En la búsqueda de un equilibrio entre moderación y contundencia, en el PP encontraron en la Ley de Seguridad Nacional una alternativa al mecanismo de intervención de la autonomía que contempla la Constitución. Poco tardó el PSOE en trasladar que esa normativa también se barajará en caso de necesidad. Pedro Sánchez, tal y como lo analizan en los populares, se ha sumado al discurso de la unidad territorial del que han hecho bandera los partidos políticos de la derecha. Así que entienden que, con tantos actores en el mismo asunto, sigue quedando un espacio en el que diferenciarse.

«Es la economía, estúpido», ha recogido Casado uno de los lemas de la campaña de Bill Clinton en los 90. Ese es el terreno en el que el PP, el tradicional, se siente cómodo. Sobre ese eje hacía girar Mariano Rajoy su estrategia, aunque en las últimas citas electorales, perdida la mayoría absoluta, en el partido alertaron de que la gestión «gris» no ilusionaba al votante.

Hoy Casado ha evocado los «brotes verdes» de José Luis Rodríguez Zapatero para presentar al PSOE con dificultades en el reconocimiento de la situación económica y reivindicar, por el contrario, a figuras como la de Manuel Pizarro, uno de sus mentores, que en la campaña de 2008 le avisaba, recuerda el líder del PP, al ministro socialista Pedro Solbes de una crisis profunda.

«Necesitamos mantener la credibilidad para plantear una nueva gestión eficiente. Ya lo hicimos», ha insistido. Y con ese objetivo ha rescatado en esta convención a exministros como Miguel Arias Cañete, José Manuel García Margallo, Elvira Rodríguez, Ana Pastor, Dolors Montserrat, Isabel García Tejerina o al exsecretario de Estado de Presupuestos, Alberto Nadal.

Las propuestas del programa

El programa económico, además, ha quedado detallado. Básicamente, se mantiene el grueso de las propuestas del 28-A. La primera, la que Casado ha intentado establecer como seña de identidad en los gobiernos territoriales del PP, como el de Isabel Díaz Ayuso en Madrid: la bajada de impuestos.

También ha abogado este sábado por una nueva ley de emprendedores y por eliminar trabas administrativas para la creación de empresas. En lo que afecta a las comunidades, Casado quiere promover una legislación que garantice la unidad de mercado en España y, en cuanto a la formación, evaluaciones comunes al final de primaria, secundaria y bachillerato.

«Si no sabemos cómo van nuestros hijos con una valoración pública, porque es conocida por todos y porque la hace el Estado a nivel nacional y no las autonomías -ha señalado-, no sabremos anticipar cualquier tipo de problema de adaptación de nuestros hijos, pero sobre todo creamos un cuello de botella en la selectividad, que encima ahora es discrecional entre autonomías».

Del mismo modo, ha apostado por una CORA II. Es decir, por una nueva reforma de las Administraciones Públicas que racionalice más la estructura para fomentar el ahorro del Estado. Este proyecto, la primera parte, fue el que capitaneó su contrincante de las primarias del PP, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

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