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Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, durante su reunión. Diego Crespo (Efe) I EP

Casado y Sáenz de Santamaría rompen la negociación para formar una dirección de unidad

La exvicepresidenta reclama para sus fieles un 43% de los cargos de dirección basándose en el apoyo que recibió en el pasado congreso

Ander Azpiroz

Madrid

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Miércoles, 25 de julio 2018

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Salvo sorpresa de última hora, el Partido Popular (PP) no contará con una dirección de integración después de que Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría rompieran a última hora de la noche de este miércoles unas negociaciones que se prolongaron durante todo el día.

El punto de la discordia entre el presidente el PP y la rival a la que batió en las primarias está en la exigencia de la exvicepresidenta de contar con una representación en los órganos de dirección del partido equivalente al porcentaje de apoyos de compromisarios que obtuvo el pasado sábado, que supuso un 43% de los votos frente al 57% que obtuvo el vencedor. Así se lo trasladó Sáenz de Santamaría a Casado en la breve reunión que mantuvieron por la mañana en el Congreso y que dio el pistoletazo de salida a una maratoniana jornada de conversaciones entre las dos facciones del partido conservador.

La ex número dos del Gobierno apostó fuerte en la negociación desde el primer minuto. «Dado que hay un porcentaje importante del 43% que ha decidido apoyar a la candidatura que además había ganado la afiliación, lo bueno para lograr la unidad del partido es que esa gente también pudiera verse representada digna y proporcionalmente en todos los órganos de dirección del partido», justificó. Poco después compareció Casado, quien adelantó que no atendería la demanda de la rival a la que derrotó en el proceso de primarias a dos vueltas. Según zanjó el presidente de la formación conservadora, «no se puede pasar de la lista más votada a la proporcionalidad en apenas dos días».

No obstante, Casado insistió en que su prioridad es tener a su lado a «los mejores», aunque éstos hayan apoyado a la exvicepresidenta. «Queremos contar con personas que han ido en su lista o que forman parte de provincias o regiones que hayan tenido un mayor apoyo hacia su candidatura, pero esto no es una negociación de un pacto de investidura entre adversarios, sino un acuerdo entre compañeros», añadió el presidente del PP. Según fuentes populares, lo que sí ha ofrecido Casado a Sáenz de Santamaría es entrar en el Comité Ejecutivo Nacional del partido como vocal de libre designación, una posibilidad sobre la que la vicepresidenta anoche aún no se había pronunciado pero que, dada la ruptura de la negociación, parece más que lejana.

Equipos de negociación

Para salir del callejón sin salida, el nuevo líder de los populares y Sáenz de Santamaría acordaron que sus equipos se reuniesen por la tarde para negociar la fórmula de una integración que ambos dirigentes defendieron durante la campaña de las primarias, aunque, eso sí, cada uno de ellos exigiendo la presidencia del partido para sí.

La intrahistoria sobre cómo se desarrolló el tira y afloja varía según el bando. Desde el equipo de Casado, comandado por Javier Maroto y Teodoro García Egea, se aseguró que se ofreció integrar en los órganos de dirección a nueve fieles a la exvicepresidenta, algo que seis de ellos habrían aceptado después de negociar individualmente con ellos. A Sáenz de Santamaría la representaron José Luis Ayllón y Fátima Báñez. Según esta parte, el presidente del PP solo habría estado dispuesto a integrar a Báñez y al exministro Íñigo de la Serna. En cualquier caso, unos y otros optaron por romper el diálogo, al menos durante el resto de la noche de ayer. Casado tenía intención de anunciar el nuevo organigrama de unidad del PP durante la reunión que hoy mantendrá en Barcelona el nuevo Comité Ejecutivo Nacional, algo que ya no parece posible salvo que alguna de las dos partes dé el brazo a torcer a última hora.

A la espera del resultado de la negociación, Sáenz de Santamaría aseguró este miércoles seguirá en política, aunque no ejerza ningún puesto en primera fila, al que tampoco aspira, según ha dicho. La ex número dos del Gobierno eludió ir más allá acerca de sus planes de futuro. Tampoco respondió a si podría postularse a la alcaldía de Madrid en las municipales del próximo mes de mayo, un puesto para el que ya sonó en el pasado pero que, por ahora, siempre ha rechazado.

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