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Busquets se lamenta contra Chile.
El campeón pierde su estrella
Primera Fase

El campeón pierde su estrella

El campeón se inmola en Maracaná, el templo del 'jogo bonito', con un ejercicio de impotencia

Rodrigo Errasti Mendiguren

Miércoles, 18 de junio 2014, 02:21

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España había asombrado al mundo por conseguir retos antes nunca conocidos, como lograr dos Eurocopas y un Mundial de modo consecutivo. Un equipo brillante, como el reflejo de su primera estrella, que ilusionó a un país descreído, que tras años de decepciones había dejado de creer que el sueño de besar la Copa del Mundo estuviese al alcance de los españoles. En Maracaná, uno de los templos del fútbol, sumó de golpe registros nunca antes conocidos para el vigente campeón: dos derrotas seguidas, que le dejan fuera del torneo sin hacer falta completar la tercera jornada y con único gol marcado de penalti... inexistente.

Un fracaso mayúsculo, que confirma el final de un equipo de leyenda al que todo aficionado español debería estar agradecido y que ha mostrado todos sus defectos en un país que celebró el fiasco del estilo español como la mayor de sus victorias. Por un momento, con 0-2, los videomarcadores de Maracaná mostraron la estadística de la posesión: 58 a 42 para los españoles mientras la hinchada chilena hacía la ola y coreaba 'olés', algo que ya había vivido ante Holanda. Este grupo, luchando hasta el último instante por marcar un gol estéril ante una muralla chilena, tocó fondo en la cuna del 'jogo bonito'. Ahora, tras recibir los agradecimientos por todo lo logrado, deberá hacer autocrítica.

La tentación de todo campeón es repetir con los mismos argumentos que provocaron las lágrimas de felicidad de un país, aunque ello le pueda condenar debido al desgaste competitivo o la falta de hambre. Existió esfuerzo e implicación, tocó más que su rival, tuvo más llegadas, más ocasiones, más remates... pero nunca fue superior a ninguno de sus rivales en este periodo en Brasil. El periodo de este grupo se terminó en Kiev. Siempre que cae un dominador, como sucedió con Merckx o Indurain en el ciclismo, se abre un panorama nuevo para todos. Ahí es donde deberá saber España reciclarse, encontrar otros futbolistas que puedan devolverle a esa senda triunfal.

Derrotados en el himno

España ya salió nerviosa, quizá impresionada por el himno a capela cantado por los chilenos, y cedió dos ocasiones en un minuto por dos despejes erróneos de Javi Martínez y Alba. Casillas miró cómo las bolas se iban junto al palo. Estaba como un flan, al igual que el resto ante unos chilenos más intensos y ayudados por la espectacular pitada que le dedicaba una roja Maracaná a los campeones mundiales. Parecía lenta, insegura y que no terminaba de creerse superior a su rival.

Y eso que por un instante cogió aire y la pelota. Chile concedió dos ocasiones seguidas tras errores en la combinación arrancando la pelota desde atrás, pero Diego Costa tardó un mundo en rematar y tras hacerlo de modo tardío, y aunque Iniesta devolvió el rechace al corazón del área, ni Silva primero ni Alonso después llegaron a superar a Bravo en el área pequeña. Al igual que en el estreno, de sonreír a llorar en un cerrar de ojos. Gracias a una pérdida, Chile se adelantó.

Alonso, errores decisivos

Del Bosque había anunciado cambios pero la decisión fue insfuciente. La aparición de Javi Martínez y Pedro para que el equipo fuera algo más ágil ante la electricidad chilena no era mala idea, ya que ese estilo de juego español con el balón como aliado podía mantenerse pero debía realizarse una mayor velocidad. Sacrificó a Xavi y a Piqué, posibilidad que resonaba en su cabeza desde antes de cambiar de continente. Lo mismo que pasar al 4-1-4-1, lo que suponía desprenderse de la dupla Busquets-Alonso. No lo hizo y la elección del donostiarra, quizá el mejor en el debut, en lugar del azulgrana le condenó.

Necesitaba ser el canalizador de juego, el hombre que sujetara al equipo pero cometió dos errores fatales. El primero en un pase atrás que permitió a Chile plantarse en tres toques mostrando las carencias de la zaga, por mucho que los dos centrales fueran los más rápidos de los que tenía en la lista. Tras la mala entrega atrás de Alonso, Alba no llegó, las coberturas se hicieron tarde y Vargas hasta tuvo tiempo de regatear a un Casillas que terminó por el suelo para poner el 0-1.

Viendo los precedentes del equipo cuando está por detrás del marcador, el ambiente y el estado de ánimo español la misión parecía imposible. Xabi, en todos los fregados, dispuso del empate en un remate franco a modo penalti pero la mandó alta. Costa, que había sido su asistente en esa ocasión, gozó también de la suya pero su disparo con la izquierda sólo pudo ir a la red... por el lateral. Del Bosque apostó por el punta de Lagarto para solucionar el problema detectado con el gol, y es verdad que sin ser de los más afortunados no ha solucionado nada. Chile pasó a controlaba el partido, que no el balón, porque transmitía tener una marcha más. Llegaba antes y eso provocaba que España hiciese faltas no por intensidad sino por falta de claridad mental a la hora de elegir las acciones.

Casillas, un flan

Como lo que provocó el segundo y definitivo. Otra vez Alonso, ya con amarilla, cometió una entrada innecesaria en la frontal al filo del descanso. La botó Alexis junto al palo, Casillas la devolvió al corazón del área contradiciendo todos los manuales futbolísticos sobre despejes de porteros y Aránguiz la mandó a la red. El caso del portero es digno de estudio. Sometido a una exposición mediática terrible desde su suplencia, está lejos de su mejor rendimiento. Lo demostró en Lisboa, donde se pasó llorando una buena parte de la final hasta que Ramos evitó el desastre blanco, lo confirmó en el primer partido al punto que pidió de modo espontáneo perdón a sus compañeros y afición y lo refrendó ante Chile. Queda por ver si, como había avisado, hemos visto sus últimos partidos en la Copa del Mundo.

Del Bosque estuvo tentado de no quedarse a ver ni siquiera la última opción antes del intermedio. Aquello necesitaba de un milagro: tres goles en 45 minutos. Demasiado para un grupo fatigado pero aún convencido en sus condiciones. Quizá por eso España regresó minutos antes que Chile al campo, con Koke por Alonso. Algo de brío transmitió el atlético, porque en apenas unos minutos llegaron ocasiones. Su compañero Costa se quedó solo ante Bravo y Alba lo probó desde fuera. Y unos segundos después Busquets falló sólo en el segundo palo una pelota colgada de tijera por Costa. No era el día, hasta se perdió precisión en el pase. Los minutos transcurrían y la situación sólo parecía poder modificarse a un escenario peor.

Vargas tuvo el tercero pero su remate fue errado, como fueron todos y cada unos de los que intentó en la recta final España por medio de Cazorla, Torres, Silva, Ramos, Alba... Bravo no quería afear el histórico triunfo de Chile que reclamó con orgullo la denominación de 'La Roja' para su país dado que España siempre fue 'La Furia'. A día de hoy ya no es la campeona, ni tampoco debería regresar al estilo que pretende devolverle su verdugo. Ese es el legado obtenido en estos seis años de reinado mundial y europeo. El estilo, la idea y la mentalidad ganadora.

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