Legado vivo de Rioja
La bodega combina tradición, innovación y experiencias enoturísticas únicas
Bodegas Montecillo forma parte del corazón fundacional de Rioja. Nacida en 1870 en Fuenmayor de la mano de Celestino Navajas, es una de las bodegas más antiguas de la Denominación. Su origen fue casi casual: un panadero del pueblo heredó unas viñas y comenzó a elaborar vino. Con el paso de las generaciones, sus descendientes transformaron aquella iniciativa familiar en una empresa con visión internacional, llegando incluso a crear una naviera para distribuir sus vinos por el mundo desde el puerto de Bilbao.
El Grupo Osborne se hace con las riendas de la bodega en el 1973 y traslada su sede a Navarrete
La bodega cuenta en la actualidad con 20.000 barricas de roble francés y americano
En la casa original de Fuenmayor, Montecillo ha apostado por hacer un 'scape room'
La tercera generación, encabezada por José Luis Navajas, marcó un punto de inflexión al introducir innovaciones aprendidas en Borgoña, como la vinificación en frío, que modernizaron los métodos de elaboración. Sin descendencia, se cedió el testigo a la familia Osborne en la década de los setenta, quienes construyeron la actual bodega en Navarrete en 1975.
Este nuevo espacio, diseñado como una bodega por gravedad, combina tradición y tecnología, reduciendo al mínimo la maquinaria y el consumo energético. Hoy, Montecillo cuenta con más de 20.000 barricas de roble francés y americano y fue pionera en el uso de depósitos Ganímede, que aprovechan el carbónico natural de la fermentación para realizar los remontados sin electricidad.
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La bodega mantiene una estrecha colaboración con viticultores de Rioja Alta, trabajando más de 800 parcelas controladas con sistemas de geolocalización que garantizan la excelencia de cada uva. Además, Montecillo ha abierto sus puertas al enoturismo, ofreciendo experiencias que combinan historia, cultura y diversión. En su bodega de Navarrete, los visitantes pueden recorrer los calados, descubrir los procesos de elaboración y disfrutar de proyecciones audiovisuales inmersivas. Y en su casa original de Fuenmayor, ahora convertida en espacio multidisciplinar, propone una experiencia única: un 'scape room' ambientado en el universo del vino, donde los participantes resuelven enigmas entre barricas centenarias.