Conde de los Andes | Ollauri

Una longeva historia guardada en galerías

Antonio Ordóñez y Ernest Hemingway fueron dos acreditados 'bon vivant' del siglo pasado que, en muchos casos, y adelantándose a los tiempos –y sin ellos saberlo– se convirtieron en los primeros 'influencers'. Hoy en día, todavía hay visitantes que llegan a Ollauri siguiendo los pasos de estos dos grandes personajes.

Y cuando descienden al subsuelo, esos viajeros se encuentran de bruces con la historia de una bodega –articulada en tres niveles de profundidad– que inició su andadura a finales del siglo XIX y que todavía mantiene su esencia bajo tierra a lo largo de los kilómetros de galerías excavadas hace siglos (las primeras proceden del siglo XIV y llegan a contar con arcos de estilo mudéjar) y que, merced a la labor de recuperación y conexión realizada por la familia Murúa, no sólo se han conservado sino que incluso se han ampliado al unir nuevos calados.

A cuarenta metros de profundidad, los calados de Conde de los Andes custodian medio millón de botellas. Cada una de las últimas añadas consta de 50.000 que se unen a la colección histórica que reposa en las idóneas condiciones de temperatura, humedad y oscuridad que requieren para alcanzar el grado de excelencia del que presumen.

La colección histórica de la firma cuenta con botellas de todas las añadas que van desde 1892 hasta 2019, que se convierten en un testimonio único para conocer la evolución de la graduación, la botella o la composición del Rioja a lo largo del último siglo y medio. Esa colección no sólo recoge vinos tintos, sino que también dispone de joyas en forma de vinos blancos o incluso dulces.

Actualmente, la bodega ha tenido que salvar algunos de los escollos que plantea su condición subterránea para poder continuar con su actividad, así por ejemplo, una pequeña grúa (aprovechando una de las vías de ventilación) ayuda al traslado de las botellas en pequeños grupos, pero muy lejos de los habituales jaulones.

Hoy, los vinos de Conde de los Andes recogen la tradición de sus calados, pero también representan una nueva interpretación de los vinos riojatelños a partir de viejos viñedos.

Vídeo: Luciano Coccio. Imágenes: Google Earth