Jueves, 6 de diciembre 2018, 09:56
Valor, control, osadía... No es un trabajo apto para pusilánimes. Colgados de una cuerda por un arnés José Miguel y Cosmin reparan las losas del edificio Torre Blanca de Logroño desde donde se perfila la silueta de una fachada de 70 metros.
Antonio Díaz Uriel
Valor, control, osadía... No es un trabajo apto para pusilánimes. Colgados de una cuerda por un arnés José Miguel y Cosmin reparan las losas del edificio Torre Blanca de Logroño desde donde se perfila la silueta de una fachada de 70 metros.
Antonio Díaz Uriel
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Antonio Díaz Uriel
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