El último día de la primavera
Un grupo de jarreros celebró un curioso almuerzo sobre un autobús en el Día del Trabajo de 1936
«Mi padre escribía con tinta blanca, en cada negativo, la fecha en la que hacía las fotografías». Ricardo Donézar recuerda esta rutina de su padre mientras comprueba la fecha concreta de esta instantánea: Primero de Mayo de 1936.
Nunca antes la palabra instantánea ha descrito tan bien a una fotografía. Un instante que no es un momento cualquiera. Hasta saber el día preciso, la foto era una simpática imagen de un grupo de hombres que, sin saber ahora la razón, están bebiendo, vino por supuesto y de garrafas y jarros, claro, sobre un autobús de línea de una conocida ruta que unía, como se ve en el cartel, la localidad jarrera con Pradoluengo.
Al parecer, ese vehículo iba por el valle del Tirón hacia Belorado y Pradoluengo. Según cuentan, este autobús actuaría como transporte del correo.
La línea de transporte iba por el valle del Tirón hacia Belorado y Pradoluengo llevando el correo
Pero no es un día cualquiera. Es un día de fiesta. El Primero de Mayo se convirtió en feriado en 1931 gracias al ministro de Trabajo Largo Caballero. Lo que vemos no es otra cosa que la celebración humilde de un día especial. Quizás por esa excepcionalidad, Donézar decidió sacar una foto del momento. Porque hasta hace no mucho tiempo las fotografías eran sinónimo de momentos especiales. Como lo era ese viernes de primavera.
Se puede intuir que al ser un servicio de correo, el transporte se hubiera suspendido ese día o en unas horas determinadas. Tiempo que aprovecharon estos hombres para almorzar, y beber, en un sitio poco habitual pero limpio.
La parada de estos autobuses se hacía, en esa época, en la plaza Juan García Gato, detrás del Café Suizo, cuenta Ricardo Donézar, pero la foto no está tomada en ese lugar.
Se trata de un patio donde ahora se encuentra el comedor del actual Hotel Arrope, antes Higinia, y en el que había una gasolinera. Lugar apropiado para estacionar un autobús fuera de servicio pero no muy indicado para almorzar.
Lo que sucedió después convierte este día festivo en un día único. Justo en ese momento, en Madrid, el socialista Largo Caballero y otros políticos de izquierdas celebraban una manifestación por el Primero de Mayo. Una demostración de unidad ante la incertidumbre. Tanto para los políticos como para nuestro grupo de jarreros, ésa fue la última celebración legal del Día del Trabajo.
En menos de un año, Franco prohibiría en la zona sublevada la celebración del 1 de mayo y del 14 de abril. Desde entonces, el 18 de julio sería también el Día de la Exaltación del Trabajo.
La primavera se acabó de repente. La guerra llegaría dos meses después y con ella el hambre y el miedo, un tiempo donde los únicos momentos felices solo se podían ver en fotografías.