El último día de la tienda de Massimo Dutti en Logroño

En calles como Gran Vía, en el Paseo de las Cien Tiendas e incluso en espacios como el centro comercial Parque Rioja, los cierres ya no afectan solo a perfumerías, ferreterías o panaderías tradicionales. Ahora también son escaparates de Massimo Dutti o tiendas de ropa de referencia como El Corte Inglés, que pronto perderá una de sus dos plantas en su local del Berceo. Los carteles de 'Se alquila' se superponen a los logos de marcas que, hasta hace poco, parecían fijas en el paisaje comercial.

Aunque los motivos pueden diferir –en los negocios independientes pesa el coste energético o la jubilación sin relevo; en las franquicias, la rentabilidad por metro cuadrado o los reajustes internos de las multinacionales–, el resultado final es similar, con menos persianas abiertas, menos vida comercial y más sensación de abandono en zonas clave de la ciudad.

Es lo que sucede con la única tienda de Massimo Dutti en Logroño, perteneciente al gigante Inditex, que este sábado baja la persiana en su triple local de la calle San Antón después de 35 años. El cierre del establecimiento obedece a un cambio de concepto en la empresa que no parece tener cabida en la capital riojana. Obras de arte, jardines o cafetería son los elementos que la franquicia española pretende incorporar en las tiendas que conservará en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o San Sebastián.

El resultado de la clausura de la tienda logroñesa: once trabajadores despedidos –diez mujeres y un hombre– cuya única alternativa es el traslado al centro logístico de Zaragoza. Desde CC OO afirman que la situación está «en proceso de negociación personal de los trabajadores para su salida».

Desde este sábado, una de las zonas comerciales por excelencia de Logroño pierde una de sus tiendas insignia y clientas como Blanca Gómez lloran su cierre. «Están matando el barrio. Estamos aquí en la puerta de Massimo Dutti pero es que el local de enfrente, que hace esquina con Pérez Galdós y que tiene un escaparate precioso, también está cerrada y da muchísima pena verla así», lamenta María Jesús, una «clienta de las de toda la vida».

Al igual que Miguel Alcántara, que «solía comprar las camisas» en esta tienda de Massimo Dutti. «Es una cadena grande, sí, pero también traía gente al barrio», indica. «Muchas personas venían hasta aquí solo por esta tienda y ya de paso, compraban en otros comercios, tomaban algo en los bares cercanos o daban una vuelta por la zona. Cuando cierran locales así, no solo se pierde esa tienda, sino que se resiente todo el entorno comercial». Alcántara recuerda que hace unos años la calle San Antón tenía «otro ambiente totalmente diferente», con escaparates encendidos, movimiento constante y un flujo de gente que «hacía que todo funcionara un poco mejor». Ahora, siente que «da pena pasar por aquí y ver tantos locales cerrados, incluso algunos que llevaban décadas abiertos. Se está apagando el centro», concluye con cierto pesar. El cierre de Massimo Dutti no es un caso aislado, sino el síntoma de una transformación en el mapa comercial logroñés.