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No anda Logroño sobrado de tradición carnavalesca, ni mucho menos, y este 2024 no iba a ser diferente. Así, como ya es habitual, el Carnaval de la capital de La Rioja ... se administra en píldoras, y consumida la de mayor tamaño, que es la del desfile del sábado, casi sin tiempo de asimilar otras como el concurso de disfraces –o las fiestas previas de las ludotecas y de las personas mayores–, llega la última, la que supone la despedida y el cierre hasta el año que viene.
Así, este domingo, el entierro de la sardina, que desapareció por arte de magia, fue el último acto de unos festejos comprimidos en un fin de semana. Logroño, una vez más, se despide del Carnaval entre llantos, sí, pero lo hace con la mayor parte del país entregada aún a don Carnal antes de echarse en brazos de doña Cuaresma.
Aquí prácticamente no hay lucha, aunque siempre hay quien está dispuesto a presentar batalla a pesar de los pesares. Y a un sábado en el que desde la tarde es de disfraces y máscaras, le sigue un domingo que cuando cae la noche aún queda alguna careta o antifaz. No faltaron en el Casco Antiguo, donde se podía ver a grandes y pequeños, familias al completo, e incluso alguna participó activamente en el espectáculo.
El escenario del adiós fue la plaza de San Bartolomé, y la despedida estuvo presentada por doña Raspa Cuarestiñez, 'odiadora oficial' del Carnaval, que acompañada de los 'carnavayasos' Corquetillo, Polola y Porrón trataron de contagiar su pena al público que acudió a la cita. Lo de Sapo Producciones, al respecto, es de agradecer.
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Javier Campos
No hubo entierro como tal, sino que a la sardina, interpretada por una 'varieté riojana' como es Sara Diamante Najerilla (Sar-di-na), la hizo desaparecer todo un mago, como es Edama, que tiró de ilusionismo para sustituir el sepelio de siempre por una original manera de deshacerse del 'pescado' con el que acaba todo. Nadie sabe a ciencia cierta el porqué, pero es la manera en la que se da sepultura a la alegría del Carnaval y se da paso a la seriedad de la Cuaresma –con el Miércoles de Ceniza ya en el horizonte–. Cada municipio lo celebra a su manera, y en Logroño se adelanta al domingo. Porque sí.
Durante el acto final no ha faltado el habitual concurso de lloros, en clave de humor y ambientado en el luto más tragicómico, donde se premió a las mejores plañideras y plañideros del cortejo fúnebre, aunque de fúnebre ha tenido más bien poco.
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