Logroño apuesta por consolidar el Ebro como un gran espacio natural adaptado a las inundaciones

Consolidar el Ebro como un gran espacio natural a su paso por Logroño adaptando el cauce al riesgo de inundaciones. La capital de La Rioja continuará con su apuesta por la integración del río en la ciudad, o al menos así ha sido puesto de manifiesto en el foro 'La oportunidad del Ebro', organizado por Diario LA RIOJA, y patrocinado por el Ayuntamiento de Logroño e Ibercaja.

Así, actuar en los sotos y en las riberas tras hacerlo en el barranco de Oyón, donde el Consistorio capitalino avanza con su «proyecto de renaturalización e integración hidrológica y ambiental», amén de integrar los montes Cantabria y El Corvo, aunque a largo plazo, han sido algunos de los retos expuestos tanto durante la bienvenida, como en la ponencia y en la mesa redonda final.

La jornada de este miércoles ha servido de epílogo a la serie dominical sobre la relación que mantiene la ciudad con su río publicada por este periódico de marzo a mayo tanto en papel como en la web, con la máxima de que el futuro dependerá de las decisiones que se tomen en el presente teniendo en cuenta que «gestionar el paso de un río por una ciudad implica gran responsabilidad», en palabras de la directora de este medio, Teresa Cobo.

Del Ebro «como oportunidad para mejorar Logroño» hablaron tanto el alcalde, Conrado Escobar, como José Ángel Pérez, director territorial de La Rioja, Burgos y Guadalajara de Ibercaja. Así, el primero, tuvo palabras de reconocimiento para regidores anteriores como los socialistas Manolo Sainz o Tomás Santos –este último entre el público asistente– y el expopular Julio Revuelta.

«Esto no va de siglas, sino de entender la ciudad, de lo que nuestro río significa, y de esa vocación de centralidad como principal avenida de Logroño que se ha ido imponiendo», quiso dejar claro para poner de manifiesto que «nos queda controlar y administrar técnicamente sus crecidas para que no afecten al devenir cotidiano de sus gentes», en alusión a lo proyectado para el barranco de Oyón.

Dicha intervención, junto a la de eliminar barreras o infraestructuras obsoletas como los restos de las antiguas piscinas y el azud del 'Ebro Chiquito' de cara a lograr una «lámina de agua de dos kilómetros entre el Puente de Piedra y el Cuarto Puente navegable y con uso deportivo, incluso olímpico», cuentan con el beneplácito de la CHE, cuyo presidente, Carlos Arrazola, dio fe de ello.

«Las dos iniciativas son buenas en dos sentidos, por un lado en el de corrección ante las inundaciones, que ayudará mucho a una zona de la ciudad, y por otro porque ahora la sociedad demanda más usos al río, entre ellos uno compatible con la mejora de la salud y el esparcimiento», acertó a decir Arrazola.

Y es que hablar del Ebro, como dijo José Ángel Pérez dando voz a Ibercaja –cuyo río forma parte del propio banco–, es hacerlo «de territorio, de vecindad, de cohesión social, de calidad de vida y salud...». «No hay fórmula mágica para regenerarlo e integrarlo, pero sí que se necesita de la cooperación y colaboración de todos», concluyó.

«Ahora demandamos agua de calidad y, además, queremos disfrutar de ella... todo un cambio cultural y de políticas. Y es ahí donde aparecen los usos recreativos como vimos en Lérida, tras las inundaciones del 82, o en Zaragoza, a consecuencia de la Expo, con una importante restauración del río Huerva, como el Iregua», en palabras del presidente de la Confederación.

Citado el Iregua, el alcalde Escobar recordó que en su estrategia 'Logroño 2050' se incluyen hasta dos parques de 10.000 metros cuadrados en la desembocadura del citado afluente.

Hace más de 30 años que José Arnáez Vadillo y otros autores en su 'El río Ebro en el municipio de Logroño' ya adelantaban algunos de los retos de futuro, que hoy son ya de presente. Así, el catedrático de Geografía Física en la Universidad de La Rioja ya se pronunció entonces sobre la necesidad de intervenir en el soto inundable, que sigue considerando «el punto crítico» con el que habrá que tomar decisiones.

«Hay que actuar, y es ahí donde aparecen dos opciones: levantarlo con los problemas económicos y ambientales que supondría a fin de incorporarlo al conjunto del parque del Ebro reconfigurando la vegetación con especies que no sufriesen con las crecidas, o dejarlo como está pero con las correspondientes labores de limpieza y retirada después de cada avenida», expone.

Quien fuera rector de la UR entre 2012 y 2016 recordó que los ríos, «especialmente en el mundo mediterráneo», han estado ajenos de los núcleos urbanos, «llegando a ser en su día el lugar donde se arrojaban todos los desperdicios tras unos asentamientos que se producían por su carácter defensivo y fuente de recursos».

«A mediados del siglo pasado eso cambia, pasando a incorporarse a las ciudades como lugares de ocio y esparcimiento, y en ello estamos», añadió abogando por reforzar tal carácter en las riberas, para el disfrute ciudadano de las mismas, sin olvidar esos planes de seguridad y protección que están sobre la mesa una vez dado el salto a la otra orilla, no sin dificultades, «como ha pasado en el resto de sus ciudades».

El Ayuntamiento de Logroño trabaja ya en un proyecto de adaptación a las inundaciones que contempla la retirada de los restos de las antiguas piscinas y del azud del Ebro Chiquito, con Jesús López al frente. El concejal de Medio Ambiente aprovechó para poner de manifiesto que más allá del plan de dos kilómetros de Ebro navegable, la necesidad pasa por actuar «sí o sí» en «puntos críticos» que ya aparecen reflejados en un estudio, tales como la erosión de la margen derecha del río bajo el parque de la Concordia y en el parque de La Isla.

«Claramente hay que actuar para mejorar el flujo de la inundación mejorando los sentidos de las direcciones, las velocidades y, por tanto, la peligrosidad de la misma», evidencia aun sabiendo que tales actuaciones pueden obtener la respuesta ecologista, «aunque solo sea la limpieza del soto». Mención aparte merece el proyecto del barranco de Oyón, que considera «fundamental» para que El Campillo deje de ser clasificado como un barrio inundable, lo que a buen seguro servirá para que reciba un impulso definitivo.

«Durante muchos años se ha hecho un gran esfuerzo en las orillas del río, y ahora es turno del cauce, en ello estamos con redacciones, licitación y permisos en una intervención que traspasará legislaturas, y que debería culminar integrando tanto el monte Cantabria como El Corvo independientemente de quien gobierne en el próximo mandato», concluyó López, pidiendo en cierto modo la colaboración de la CHE para todo el paquete de intervenciones.

El «compromiso de colaboración de todas las Administraciones Públicas en la tarea común dirigida a la transformación del área metropolitana de Bilbao» tiene nombre, apellido y hasta fecha de nacimiento: Bilbao Ría 2000, sociedad pública referente en la regeneración urbana de la capital vizcaína, y de la que su actual director general, Fran Viñez Argüeso, dio testimonio en 'La oportunidad del Ebro' organizada por Diario LA RIOJA. «Para la recuperación de la ría y llegar a lo que es hoy se necesita consenso en la visión y gestión», sentenció a la vez que se refirió al cambio experimentado por Logroño en torno a su río. «Ha sido tremendo», concluyó al respecto salvando las distancias, lógicamente.

Viñez, quien calificó a Bilbao como «pueblo costero, pues la ría nos permitía salir al mar», explicó que el punto de inicio de su metamorfosis fue «el plan general de saneamiento», ese que reconvirtió toda la zona industrial en la dotacional y habitacional que es en la actualidad tras comprender que «la salud, y la economía entendida de otro manera» requerían de todos los esfuerzos y las sinergias.

Con todo, sigue habiendo mucho que hacer, y ahí habló del «anillo verde» en torno a la ría, de hasta 72 kilómetros, algo que comparte al menos en lo que a su nombre se refiere con Logroño –27 kilómetros en torno a la capital de La Rioja–, e ir completando todo un espacio de ocio y esparcimientos a desarrollar a base de concesiones. «En todos los sitios hay grande ideas y proyectos», resumió.

Pocos como Jesús López-Araquistain pueden presumir de perfectos conocedores del Ebro en todas sus facetas. Quien fuese arquitecto urbanista del Ayuntamiento de Logroño durante más de 35 años, coautor del actual Plan General Municipal, siempre ha tenido muy presente al río en sus escritos, tanto en su imprescindible 'Logroño dibujado' como en la obra colectiva 'Ríos y ciudades'.

Así que nadie como él para recordar los inicios de todo con el Plan Ruavieja del 69 o el colector que vino a ser el cambio definitivo en las formas... y en el fondo. «Se trataba de que el Ebro dejase de ser el patio trasero de la ciudad, y a partir de ahí, con sus errores y sus aciertos, se fueron dando pasos hasta llegar al parque del Ebro, actuación fundamental en la ciudad actual», explica dando cuenta de que en aquel 1993 nadie estaba seguro de si daría o no resultado como finalmente fue.

De ahí, nuevas conexiones y un barrio como El Campillo al otro lado, «para dar una oportunidad al norte», amén de las infraestructuras y dotaciones en la otra orilla en pro del salto buscado. «Siempre con consenso entre los grupos de la corporación para sacar adelante los proyectos», rememoró quien considera que, llegados a este punto, «hay que seguir aprovechando las oportunidades que ofrecen las orillas del río con un acto tan sencillo como pasear, recuperando los caminos de sirga o ribera».

Oportunidades como la pasarela que se quedó en el cajón entre El Cubo y Las Norias o el desechado voladizo ciclopeatonal sobre el puente de la A-13.

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