La subestación que seguía ahí
Más de tres años después del acuerdo con Iberdrola anunciado por el Ayuntamiento nadie sabe nada del traslado en Cascajos
Javier Campos
Viernes, 18 de noviembre 2016, 17:15
Y cuando abrió la ventana, la subestación todavía estaba allí... «Construyeron la estación de trenes, derribaron el pabellón de Correos, abrieron la conexión Colón-Bécquer e inauguraron el parque elevado, pero de la subestación eléctrica, nada de nada. Ya no nos creemos nada. Los plazos se han ido alargando tanto que estamos hartos de promesas que resultan falsas».
Basta con asomarse a las ventanas del salón de Fernando y Angélica para comprobar que todo sigue igual. Diario LA RIOJA lo hizo en marzo del 2010, en plena polémica, y ha vuelto a hacerlo en noviembre del 2016. Y todo ello con Leyre, su hija pequeña, como testigo. Sólo que entonces tenía apenas 11 años y pensaba en el instituto y ahora tiene 17 y sus pensamientos casi están en la universidad.
Han pasado ya seis años desde que la instalación de Cascajos empleada para la transformación del voltaje de la corriente eléctrica -a fin de establecer los niveles de tensión adecuados para la transmisión y distribución de la energía- saltó a la luz pública como un problema vecinal y como un conflicto político en Logroño. El problema, de momento, parece olvidado; pero el conflicto se retoma una y otra vez, la última coincidiendo con el pasado Debate sobre el estado de la ciudad.
Seis años desde que el rechazo de parte del barrio llevó a la Administración local a paralizar un traslado ya en marcha desde Marqués de Larios a Poeta Prudencio, a escasos 150 metros donde se iba a soterrar. Y tres desde que el Ayuntamiento anunciase el acuerdo con Iberdrola para la construcción de una nueva subestación en el sector Pedregales, entre la actual circunvalación y la AP-68 a fin de eliminar la actual.
«El acuerdo está cerrado, los compromisos adquiridos y, por tanto, la operación no tiene marcha atrás». Así anunciaban el 11 de julio del 2013 la alcaldesa, Cuca Gamarra, y el entonces consejero de Obras Públicas y Política Local y Territorial, Antonino Burgos, un traslado que daban por hecho. Un acuerdo Ayuntamiento-Iberdrola, pendiente de concretar costes y plazos y de formalizar el convenio -y nada parece haber cambiado-, del que ahora nadie parece saber nada. Del «no hay nada resuelto» de fuentes municipales al «no hay novedad alguna» de fuentes de la eléctrica.
Mientras, la parcela reservada para albergar algún día la citada subestación ahí está, entre el hospital San Pedro y el colegio Maristas -donde LIF 2002 ya tenía previsto ubicar una nueva subestación para dar servicio a las 1.100 viviendas del futuro PERI Ferrocarril y que se duplicó para trasladar la ya existente-, viendo pasar el tiempo. «Cuca Gamarra, que ya desde la oposición no paró de prometer, no está para estos temas a día de hoy. Tanto ella como alcaldesa como los concejales de turno hacen filigranas administrativas para no encarar el problema, incluso ahora con las obras de la estación de autobuses a punto de comenzar deberían tener un plan para la calle Miguel Delibes, que se ve afectada», sentencia uno de los vecinos más concienciados con el asunto y puestos en el tema.
Lo cierto es que lo único claro durante todo este tiempo es que la subestación, tarde o temprano, tiene que salir de su actual ubicación en Marqués de Larios pues afecta a los terrenos del soterramiento, no así a la futura estación de autobuses según precisaba esta semana el propio equipo de Gobierno. Ya se sabía entonces y, por ello, en el 2009 el Ayuntamiento aprobaba un convenio urbanístico con Iberdrola para su traslado y soterramiento a Poeta Prudencio -pendiente desde la época ya de Julio Revuelta como alcalde- previo a la modificación puntual del PGM necesaria para ello, que finalmente se dejó sin efecto y a la búsqueda de alternativas -dada la presión de la hoy inactiva Ascalibre-.