Las ventas a Estados Unidos se desploman por la inestabilidad y la debilidad del dólar
Las exportaciones riojanas de enero a julio caen un 14% con respecto a las del año anterior y el saldo comercial se estrecha
Aunque los aranceles del 15% a los productos de la Unión Europea entraron en vigor el 7 de agosto, la marejada comercial se aprecia ... casi desde el momento en que Donald Trump asumió su segundo mandato y amenazó ipso facto con poner patas arriba el orden mundial. Los datos de comercio exterior, publicados por el Ministerio de Economía, se han convertido en una montaña rusa de cortar el aliento, con muchas más caídas que remontadas. Las últimas cifras que se recogen, correspondientes al mes de julio, reflejan un desplome con pocos precedentes. Las exportaciones riojanas a Estados Unidos sumaron 6,28 millones de euros, algo inédito en este periodo del año. En el ejercicio anterior, todavía con Biden en la presidencia, en julio las ventas alcanzaron 10,31 millones (casi un 40% más), una cifra similar a las registradas en años anteriores. En los mismos meses de 2019 y 2020 se superaron de largo los 13 millones de euros.
Las comparaciones de treinta días en treinta días pueden llevar a engaño, pero cuando se alza la vista y se abrazan periodos más largos la sensación se confirma. Si tomamos la estadística de exportaciones de enero a julio, la caída con respecto a 2024 alcanza el 14% y aún más contundente es si nos fijamos en los años inmediatamente anteriores. Los datos de 2025, junto con los del 2021, marcan el punto más bajo de la última década. Es como si una nueva pandemia se hubiese declarado, aunque esta vez con foco en la Casa Blanca y diferentes grados de afección según los países y los humores cambiantes del golfista de Mar-a-Lago.
642.000 euros
fue el saldo positivo de la balanza comercial de La Rioja con Estados Unidos en julio de 2025. En ninguno de los seis meses precedentes había bajado de los cuatro millones.
27,3% %
ha crecido el comercio con Canadá de enero a julio de este año con respecto al anterior. Las ventas han alcanzado los 21,2 millones de euros, con un saldo positivo de 19,2 millones.
Lo que no cambia –o a lo hace con ligeras variaciones– es la gama de productos que La Rioja vende a Estados Unidos. En primer lugar están siempre las bebidas (2,25 millones de euros), categoría que no solo incluye el vino (1,99 millones), sino también el vinagre, el vermú o el alcohol etílico. Conviene aclarar que los datos de Comercio Exterior se refieren al «vino de uvas frescas» que sale de la comunidad autónoma a Estados Unidos por lo que no se contemplan las botellas de la DOC Rioja que se elaboran en Álava o en Navarra y tampoco todas las cantidades tienen por qué corresponder a vinos amparados por la Denominación de Origen. En cualquier caso, la comparación con los meses de julio de años anteriores revela que algo está pasando: se ha vendido la mitad que en ese mes de 2024 y el 70% menos que en los años 2020 y 2021. Conservas, productos lácteos y manufacturas de caucho completan los primeros lugares, aunque a mucha distancia.
La caída en las exportaciones está afectando a la balanza comercial, hasta ahora muy ventajosa para La Rioja. En julio, el incremento en las importaciones hizo que el saldo fuese ligeramente positivo para la comunidad autónoma (poco más de 600.000 euros) cuando en los meses precedentes la cifra positiva oscilaba entre los cuatro y los ocho millones de euros. Con mucha diferencia sobre el resto, la maquinaria fue el producto estadounidense más vendido a orillas del Ebro.
Dólar débil
¿A qué se debe esta caída brusca de las exportaciones cuando todavía no han entrado en vigor los aranceles del 15%? Junto a las tarifas aduaneras hay otro elemento que está penalizando gravemente las ventas a Estados Unidos: la debilidad del dólar. La moneda americana se cambia por 0,85 euros, lo que en el fondo supone un arancel más. «Me gusta el dólar fuerte, pero lo cierto es que con uno débil se gana muchísimo más dinero», sentenció Trump a finales de julio.
«Creo que la preocupación está ahora más por la relación dólar/euro. El importador americano está receloso porque, entre los aranceles y el tipo de cambio, las cosas le cuestan ahora un 30% más caras», resume Jorge Rivero, director comercial de Bodegas Marqués del Atrio y Faustino Rivero Ulecia. María de Simón, de Viñedos y Bodegas La Marquesa, señala que el problema del dólar débil ha sido más reciente ya que la ralentización del mercado comenzó a notarse cuando Trump amenazó en marzo con implantar aranceles del 200%. «Ahí se paralizó todo y luego se volvió a poner en movimiento –relata De Simón–. Nuestros mayores importadores han tenido comportamientos diferentes, probablemente movidos por experiencias pasadas. Cuando en su primer mandato Trump puso aranceles, uno de ellos hizo un acopio brutal antes de la implantación y se pilló un poco los dedos. Ahora ha sido mucho más conservador. No ha parado, pero va poco a poco. En cambio, otro importador, en mayo, antes de que empezaran a cambiar las cosas, incrementó los pedidos».
Desde Estados Unidos, Jesús Martínez Bujanda, CEO de Valdemar State, reconoce el impacto negativo de la debilidad del dólar. «Creo que hasta julio la repercusión de los aranceles no se había notado tanto porque muchas bodegas habían enviado más mercancía antes de la subida tarifaria y por eso la cifra de envíos estaba 'inflada'. Nosotros en 2025 estamos plantos con respecto a 2024, pero en 2024 crecimos mucho». La familia Martínez Bujanda inauguró en 2019 en Walla-Walla, Washington State, una bodega dentro del grupo Valdemar Family. Tras un año de turbulencias político-económicas, aconseja esperar para ver cómo acaba respondiendo el mercado: «De aquí a diciembre veremos cómo acaba el año en Estados Unidos cuando el efecto de los aranceles se normalice».
El efecto real de los aranceles está por ver. Todavía no hay datos, aunque al menos ya se conocen las cartas con las que hay que jugar. «Nosotros estamos metiendo más inversión al mercado –apunta Rivero–. La incertidumbre de las políticas de Trump afectó a los importadores, que ralentizaron cargas, pero ahora ya están volviendo. El año será malo pero creo que a medio plazo se recuperará». María de Simón introduce un matiz interesante, fruto de las conversaciones con los grupos de norteamericanos que visitan la bodega: «Nos dicen que la gente empieza a ahorrar porque tiene miedo al corto plazo». «Pero lo importante es que seguimos vendiendo vino en Estados Unidos», concluye.
Un mercado con mucho valor para la DOC Rioja
Estados Unidos se había convertido en el mercado más promisorio para la DOC Rioja. No solo por su volumen, sino sobre todo por su valor. Según los datos del Consejo Regulador, las ventas a Washington han caído de enero a julio un 5,47%, aunque se mantiene con firmeza en el podio, por detrás del Reino Unido y a pocos pasos de Alemania. Una de cada diez botellas de la DOC tiene como destino Estados Unidos, un mercado especialmente apetecible por el precio medio de la botella, que dobla al que se obtiene por las ventas a Londres o Dublín. Resulta notable, por el contrario, el impulso de las exportaciones a Canadá, un país que se ha convertido en el cuarto destino de la DOC, con una subida del 24,33%.
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