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José Antonio Serrano (a la derecha), junto a su esposa y un amigo, en la manifestación de apoyo a Guaidó el 23 de enero en Caracas. :: J.a.s.
Riojanos en Venezuela: «Ahora estamos en el umbral de la pobreza»

Riojanos en Venezuela: «Ahora estamos en el umbral de la pobreza»

Directivos del Centro Riojano en Venezuela valoran el futuro del país caribeño | Juan Carlos Morón y José Antonio Serrano confían en «la presión internacional» y su apoyo a Guaidó para dar una salida al régimen

Maite Mayayo

Logroño

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Miércoles, 6 de febrero 2019, 13:55

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Apenas queda un puñado de riojanos en Venezuela; o si quedan más... no se dejan ver. Tan sólo hace dos décadas el Centro Riojano en Venezuela (con sede en Caracas) bullía de actividad. «Había 240 socios... hoy quedamos ocho... y sólo vamos cuatro cada quince días para vernos las caras y hacer mantenimiento. Usted coge el listín telefónico y no atiende nadie y si consigue comunicar, han desaparecido», cuenta con un hilo de tristeza su presidente Juan Carlos Morón Melguizo. «Había un buen movimiento de riojanos y ello desembocó en el Centro», apostilla José Antonio Serrano, su tesorero.

Serrano, economista de profesión, tiene 72 años, nació en Bañares y a los 11 años sus padres pusieron rumbo al país caribeño. Morón es venezolano pero de madre riojana, de aquellas familias que, como la de Serrano, saltaron el charco en los años 60 buscando fortuna. Ahora la fortuna la esperan ellos. Como millones de compatriotas, ambos asisten a la cadena de acontecimientos que sacuden su país con Guaidó a la cabeza.

«Es una bocanada de oxígeno», sostienen, pero trufada de «incertidumbre». Ambos recuerdan la «riqueza «y potencial» del país. «Ahora estamos en el umbral de la pobreza». Y no es una frase cualquiera porque, a renglón seguido, engarzan una sobre otra sus vivencias diarias: «Ustedes se preocupan porque las pensiones suben el 1,3%. Aquí se multiplican por cuatro o por diez... Depende de la locura que se le ocurra al que maneja. El último aumento ha subido la pensión a 18.000 bolívares soberanos que en el mercado paralelo equivalen a 6 euros», cuenta Serrano. No sirve para nada porque un kilo de carne cuesta hasta 12.000 bolívares. «Hay gente que come en la basura; nunca había ocurrido aquí y ahora forma parte del paisaje urbano», deja caer Morón.

Morón tiene una imprenta. Sigue trabajando, «nos hemos reducido mucho pero hacemos el esfuerzo de mantenernos», cuenta. «Acabo de ir a por medicinas. Hay que hacer un periplo por seis o siete farmacias a ver si tienen lo que quieres. Son costosas y fuera del alcance de la mayoría», reconoce. Ambos refieren la 'dolarización involuntaria' del país. «Se empieza a ver a gente que recibe algún ingreso del exterior en dólares y eso es oxígeno», dice Morón. Serrano cuenta que los profesionales piden cobrar en dólares y añade la inflación: «El 10 de enero cambié 100 dolares por 125.000 bolívares. Ahora, por lo mismo, me han dado 250.000. Escandaloso y dificil de digerir para ustedes del primer mundo».

Llega el momento de preguntar por el apoyo del presidente Pedro Sánchez y hay coincidencia: «Fue tardío. Nos hubiera gustado sentir el apoyo de entrada. Sus razones tendrá pero sienta mal que España no se haya pronunciado antes. Le puedo decir que Zapatero, ese emisario que envió el Gobierno -no sé si directamente o no- ha sido repudiado a viva voz. Los que tenemos cierta formación (aquí hay un problema muy serio de educación) hemos visto con muy mala fe la actuación de Zapatero». «Sánchez ha dado este paso muy a su pesar y obligado por las circunstancias».

«Nos hubiera gustado sentir el apoyo de Sánchez de entrada. Sus razones tendrá pero sienta mal», afirma Juan Carlos Morón

En cualquier caso, valoran la noticia del apoyo como un «paso adelante» y más aún con el bloque de la UE: «Elimina ese aspecto doméstico o de problema de vecindad. Lo que realmente necesitábamos es que se convirtiera en un problema universal».

«La mayoría sabemos que esto no es para mañana pero hay percepción de que el Gobierno no solo está caído sino que no consigue una salida para evitar la cárcel. Es lo que se oye con más fuerza», expone Morón. «No sé si habrá algún camino pero hay luz al final del túnel. El régimen lo tiene mucho más díficil que antes, cuando no había esa presión internacional», añade su compañero.

«Sabemos que detrás de la ayuda humanitaria vienen los ejércitos. Veremos qué decisión toma el Gobierno. Yo creo que hay facciones dispuestas a a intentar defenderse pero el ejército venezolano no está en condiciones de defenderse ni de los ejércitos latinoamericanos». Así que quien tiene la llave en este puzzle son los militares, coinciden, y también en el hecho de que es dudoso que Maduro admita irse sin más del país. «Tenemos una situación surrealista: un presidente con todos los poderes y un presidente sin poderes salvo el que le llega a través del reconocimiento y la presión internacional. Internamente Guaidó solo maneja esperanzas, sentimientos, pero todas las decisiones políticas, económicas son militares». «Esperamos mucha presión internacional», concluye.

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