El 11% de los trabajadores riojanos se encuentra en riesgo de pobreza

En números globales, el estudio 'Pobreza laboral, cuando trabajar no es suficiente para llegar a fin de mes' expone que alrededor de tres millones de españoles sufren esta situación.Trabajan pero cuentan con ingresos por debajo del umbral de pobreza (el 60% de los ingresos medianos de los hogares) y que se situó en 2022 –último año para el que existen datos– en 10.989 euros anuales para una persona que vive sola o 23.077 euros para un hogar con dos adultos y dos menores. «Una alarmante realidad» según Oxfam Intermón que afecta al 13,7% de los trabajadores del país. Además, aporta otra perspectiva, y es que el 29% de quienes se encuentran en riesgo de pobreza dispone de trabajo. A nivel regional, los porcentajes se rebajan de forma ligera al 11% y el 27%, respectivamente.

No es buena la posición riojana si se compara con las comunidades de su entorno, y es que que Navarra y el País Vasco cuentan con las dos menores tasas de pobreza laboral (6,3 y 6,6%) y también Aragón (10%) y Castilla y León (10,5%) ofrecen con cifras algo inferiores a ese 11%de nuestra comunidad. En números absolutos, 14.842 trabajadores y 12.765 hogares riojanos se encontraban en 2022 bajo el umbral de pobreza.

¿Y quiénes corren más riesgo de caer en esta condición? El informe atiende a varios condicionantes personales, sociales o laborales, y establece, por ejemplo, que la tasa nacional se reduce al 10,2% en el caso de aquellos que trabajan a jornada completa, pero se dispara al 23% entre quienes lo hacen a tiempo parcial. Además, la incidencia es mayor en los autónomos (26,9%), explicando Intermón que se trata de trabajadores por cuenta propia «sin empleados, con poca estabilidad de ingresos, en sectores muy precarizados y con gran competencia», incidiendo en el problemasde los 'falsos autónomos', «que trabajan para una única empresa».

Por sectores las diferencias son enormes. Las tasas más bajas, del 3%, se dan en finanzas y seguros, el 4,3% en informática y el 4,5% entre quienes trabajan en la administración pública o en las actividades científicas y técnicas. En la vertiente contraria, los sectores más precarios, los que asumen por regla general un mayor número de contratos temporales y bajos salarios, son agricultura y ganadería (31,4%), empleadas del hogar (29,4%) y hostelería (21,1%).

Precisamente, en estas actividades la proporción de extranjeros es muy alta, y es que esa es otra característica recurrente. El 9,8% de los trabajadores nacidos en España sufre pobreza, un porcentaje que se multiplica por dos en el caso de quienes son de otro país de la Unión Europea (18,3%) y por tres entre los que han nacido fuera del continente (29,5%).

Las organizaciones sindicales hablan de la pérdida de poder adquisitivo, de la necesidad de más políticas públicas contra la desigualdad y de cómo siguen sintiéndose los efectos de la crisis de 2008 «en la que los trabajadores se vieron desasistidos», tal y como apunta Isabel Blanco, secretaria de Política Sindical de UGT La Rioja. «Tener un sueldo no implica salir de la pobreza ni de la exclusión. Los salarios no han crecido acordes a la inflación. Servicios básicos como la alimentación y la vivienda, que en muchas ocasiones están en manos de empresas con altísimos márgenes y fondos buitre, han experimentado un encarecimiento increíble e impiden cualquier capacidad de ahorro», expone. Según el informe de Oxfam Intermón, los hogares con pobreza laboral dedican entre un 42 y un 53% de sus ingresos a gastos de hipoteca o alquiler –más común en estas situaciones por no poder acceder a la compra–. Además, las familias con hijos corren mayor riesgo de pobreza.

Jorge Ruano, secretario general de CCOOLa Rioja, explica que «estos datos constatan un problema de las últimas décadas: que la productividad y la economía crecen, pero los sueldos se han quedado muy atrás», y alude a cómo estas situaciones «se han corregido en parte con la reforma laboral, la reducción de la temporalidad y por el incremento del salario mínimo». Sin embargo, Ruano –que habla también de la importancia de la mano de obra migrante y de «mejorar sus condiciones en los sectores más precarizados»– incide en que «son necesarias políticas públicas que contribuyan a recortar esas enormes diferencias». «Es lo contrario a lo que hace el Gobierno regional con el comodín de 'ayudo a todos por igual'. Debe ayudarse a quien más lo necesite: los hogares con más dificultades para conciliar, que más necesitan ayudas de comedor, que sufren la crisis de la vivienda...», abunda.

«Es un tema que nos preocupa mucho e insistimos en que el salario mínimo debe seguir aumentando, pero todo esto se echa por tierra porque no hay una redistribución efectiva de la riqueza», concluye Isabel Blanco.