«Podía haber sido mucho más grave»
Eusebio Martínez, uno de los responsables de Recirsa, destaca la labor de bomberos y empleados para controlar el incendio
A Eusebio Martínez, uno de los responsables de Recirsa, le sobresaltó una llamada al filo de la una de la madrugada. Era de un trabajador de la empresa de cafés UCC, aledaña a sus instalaciones. El primer pensamiento que se le pasó por la cabeza fue «fuego». Y no se equivocó. Inmediatamente avisó a su familia y acudió a la planta de reciclaje, en la que no hay turno de noche, donde comenzó a ver llegar a otros trabajadores. «No sé ni cómo se iban enterando, pero cuando lo hacían venían sin preguntar», explica agradecido.
El fuego, para entonces, ya tenía dos focos que distan un centenar de metros: uno situado en la parte este, donde se almacena principalmente plástico, y otro en la oeste, con toneladas de cartón. «No sabemos qué ha podido pasar. Tal vez el fuego pasó por la ladera del monte Cantabria, que está muy seco», explica.
Todos se pusieron a trabajar mano a mano con los bomberos para crear una especie de cortafuegos entre los dos focos y perimetrar las zonas ya en llamas. «Contamos con un depósito de agua que se va rellenando. Hemos tirado mangueras y hemos comenzado a echar agua para evitar que se expandiese», recuerda.
Antes tocaba retirar vehículos y limpiar el lugar de material. «Un par de furgonetas han sufrido daños, se les han saltado los focos o se les ha fundido el guardabarros», incide. A partir de ese momento, miles de litros de agua y un trabajo constante para remover el material. «Es muy compacto y de combustión lenta. Si no se le oxigena puede estar días ardiendo», analiza. «Habremos estado unas 14 personas de la empresa haciendo todo lo que podíamos con nuestras palas y nuestra maquinaria pesada», decía ya pasadas las 8.45 horas, mientras las mangueras seguían soltando agua en ambos focos. «El día anterior salieron unos cuantos camiones de cartón, así que no había tanto como en días anteriores. Podía haber sido mucho más grave», dice casi con alivio.
Mientras siguen las tareas de contención (a esta hora una pala movía parte del material que aún no había prendido), ahora es el momento de determinar las causas y hablar con los seguros. «Cada final de mes hacemos un balance de material, así que podremos estimar cuáles son las pérdidas materiales», argumenta. Una tejavana calcinada, pequeños daños en las instalaciones, los vehículos afectados, el material destruido... Muchas cosas pero, por encima de todas ellas, la tranquilidad de que solo ha habido que lamentar heridas en uno de los bomberos (que ya está dado de alta) y que el fuego no ha arrasado la empresa. «Hoy estamos intentando seguir trabajando como un día más mientras se sigue controlando el fuego», añade agradeciendo «el trabajo de todos los que se han desplazado y que han evitado una desgracia mayor». Ahora, la lluvia que ha hecho acto de aparición poco antes de mediodía en la capital, seguro que ayuda a la total extinción.