Sanz toma posesión en el Consejo de Estado con una llamada al «consenso»

El expresidente de La Rioja agradeció al Consejo de Ministros la decisión de acordarse de él para sumarse al Consejo de Estado, lo que constituye, según sus palabras, «un honor» que le permite «seguir contribuyendo a la sociedad, en esta ocasión, en la condición de miembro del del supremo órgano consultivo del Gobierno de España» y continuar desarrollando su «vocación de servicio público».

Sanz citó a Aristóteles para reivindicar que «el objetivo de la asociación pública es alcanzar con la mayor plenitud el bien común». «En este sentido, la labor política debe ser vocacional. Y solo, si es así, comprende que la convicción y la pasión resultan los pilares en los que debe residir toda su fuerza. Mi experiencia como presidente de La Rioja se ha guiado de forma ininterrumpida e incondicional por esta pasión y por una profunda convicción del estado autonómico, como instrumento para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos», incidió.

Sanz también se presentó como un defensor del Estado de las Autonomías y pidió «reconocer que el proceso de transferencias a las comunidades autónomas continúa si culminar. El Estado autonómico no se ha cerrado definitivamente y nos enfrentamos a un proceso que requiere un compromiso firme de consenso entre las fuerzas políticas para garantizar que finalice con éxito», leyó en su discurso.

Y abogó por «delimitar qué competencias son exclusivas del Estado y nunca deben ser transferidas y cuáles corresponden a las comunidades y serán solo estas las que resulten encargadas de su ejecución sin posibilidad de transferirse a las corporaciones locales».

También aseguró en una «percepción quizá muy personal» que «la imagen que hemos trasladado las fuerzas políticas a los ciudadanos sobre el Estado autonómico viene reflejado en una pérdida del consenso que sí existía en los años 80 y 90». Y apostó por recuperar ese consenso. «Anhelo con nostalgia los procesos de toma de decisión de la Transición, los traspasos de competencia a las comunidades autónomas y los primeras reformas de los estatutos de autonomía. Ese esfuerzo especial en intentar evitar diferencias y discriminaciones. Sin embargo, hoy podemos constatar de la existencia de agravios y el proceso que ha dado comunidades que podemos llamar de primera y de segunda», sentenció hablando de «competencia desleal de unos territorios a otros y, lo más grave, desigualdad en los ciudadanos dependiendo del territorio en el que vivan». «Debemos redoblar los intentos de consenso para evitar deriva que nos lleve a confrontamiento entre territorios», señaló.

«El consenso fue el viento que infló el viento de la Transición y que permitió que nuestra querida España viviese su mejor periodo. Consenso fue la pócima que permitió desterrar a la España cainita y enfrentada al baúl de la historia. Es el consenso la piedra sobre la que deberíamos seguir labrando el futuro de todos los españoles», cerró.