Uno de cada dos pacientes accede a colaborar en un estudio nacional sobre la evolución de la salud

«De momento han pasado ya 283 personas, 127 hombres y 156 mujeres y, más o menos, tenemos un ratio de aceptación del 50%; es decir, de todas las personas con las que vamos contactando, aproximadamente una de cada dos se embarcan en el programa porque consideran que tiene interés. A la otra mitad a lo mejor no somos capaces de explicárselo de la misma manera, porque obviamente tiene interés para todo el mundo», admite Juan Carlos Oliva, director gerente de Fundación Rioja Salud, quien no obstante aclara que «en cualquier caso es una tasa de participación que suele ser habitual, incluso, por ejemplo, en los cribados oncológicos que se realizan de mama, cérvix y colon».

Los participantes seleccionados aleatoriamente serán sometidos durante las próximas cuatro décadas a exhaustivos chequeos, pruebas analíticas y recopilación de datos y hábitos cada cinco años, con lo que esta primera fase del estudio concluiría en 2029. Para entonces, los 4.000 riojanos que hayan aceptado participar serán citados por Atención Primaria en algunos de los tres centros de salud de la capital riojana involucrados en el programa: los de La Guindalera, Siete Infantes y Cascajos.

«Nos va a llevar tiempo que pase toda la población seleccionada, hay que darse cuenta de que no hemos llegado todavía al 10%, pero este es un proyecto de largo recorrido, en el que lo más importante es que nos va a permitir trabajar en un nuevo tipo de medicina de futuro, en la que lo que se pretende es adelantarse a las enfermedades antes de que estas aparezcan», detalla Juan Carlos Oliva.

Los participantes seleccionados son personas de entre 18 y 79 años, que son sometidos a un chequeo que incluye cuestionarios, exploraciones físicas del sistema respiratorio, del cardiovascular, del muscular, del neurológicocognitivo, pruebas en musculoesquelética, junto a la toma de muestras biológicas para realizar analíticas de sangre, orina, heces y uñas y elaborar también un estudio genético de cada paciente.

«A lo largo de esas cuatro décadas de estudio lógicamente habrá personas que arranquen el estudio como pacientes sanos y que irán enfermando, que es la clave de todo esto, o que por su edad avanzada puedan fallecer. Pero al final de lo que se trata es de que veamos en ese periodo prolongado cómo se comporta el organismo, cómo va evolucionando y como van apareciendo las patologías», detalla el director gerente de Fundación Rioja Salud.

«Se trata de combinar los conceptos que integran lo que se llama el exposoma, que son los factores medioambientales, todo lo que rodea nuestra vida en el día a día, desde los hábitos saludables, el patrón de sueño, la alimentación o el ejercicio físico; pero también los medioambientales, sociales, psicológicos, emocionales... Todo eso que forma parte de nuestro entorno y su combinación con los factores que están dentro de nuestro organismo y que también nos condicionan, que es toda la parte genética y genómica, nuestra predisposición a desarrollar determinadas enfermedades», incide Juan Carlos Oliva.

Con el estudio de todos esos participantes, desde su situación de partida, cómo viven y cuál es su condición genética hasta qué patologías desarrollan a lo largo de esos 20 años, los expertos esperan obtener una potente información sobre las principales causas de mortalidad y discapacidad de la población española, también sobre las principales patologías –enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades crónicas de las vías respiratorias, demencia, depresión, diabetes melitus tipo 2...–, mejorar la monitorización del estado de salud general, predecir el riesgo de enfermar e identificar biomarcadores de enfermedad subclínica o en fases iniciales, entre otros objetivos.

«Esto nos va a permitir ver las cosas antes de que ocurran, generar conocimiento para saber qué actuación o qué tipo de condicionantes se han dado y han provocado que un paciente desarrolle, por ejemplo, una diabetes tipo 2, una insuficiencia cardíaca, una enfermedad renal crónica o una depresión», ejemplifica Juan Carlos Oliva sobre ese trayecto a una medicina futura personalizada. «Todo esto al final lo que nos tiene que llevar es a comprender realmente el conjunto de características que hacen única a cada persona para tener certeza no solo de las patologías que puede desarrollar, sino también tener la certeza de que cuando se le deba administrar un fármaco va a tener eficacia», concreta el responsable de Fundación Rioja Salud, que, por ello, hace un nuevo llamamiento a la colaboración de la seleccionados y a su participación en el proyecto: «Unirse al programa, además de permitirles contribuir al desarrollo de la ciencia, que siempre es un objetivo muy loable, les ofrece un chequeo exhaustivo y periódico durante 20 años, que en el fondo es casi como un pequeño seguro de vida».