La Rioja, entre las regiones con mayor consumo de alcohol, tabaco y cannabis
Un estudio del Ministerio de Sanidad revela el elevado índice de borracheras que se registra en la comunidad autónoma
Las drogas mantienen una presencia ubicua en nuestra sociedad. Aunque sorprende e inquieta la imagen de una persona inyectándose heroína en plena calle, a nadie ... le extraña ver gente fumando en las plazas, bebiendo alcohol en los bares o incluso consumiendo porros en determinados contextos. El Ministerio de Sanidad publica anualmente desde 1995 la encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (Edades), con una muestra estadística relevante y, en algunos conceptos, diferenciada por comunidades autónomas. Las cifras de 2024 no arrojan grandes variaciones sobre las de los últimos años. En las tres adicciones cuyos resultados se desglosan por regiones (alcohol, tabaco y cannabis), La Rioja se sitúa por encima de la media nacional. El consumo de cigarrillos y puros, aunque va descendiendo desde hace años, alcanza en la comunidad autónoma una prevalencia de 28,9% (tres puntos más que el total español), mientras que el de cannabis llega al 13,7% (un punto más).
Sin embargo, el mayor talón de aquiles de La Rioja sigue siendo el consumo de alcohol. Lo dicen las estadísticas y lo confirman, a pie de calle, en la Asociación Riojana de Ayuda al Drogadicto (ARAD). Casi siete de cada riojanos reconocen haber consumido alcohol alguna vez en los últimos treinta días, una cifra que supera con creces la media nacional. El problema se muestra de manera aún más descarnada cuando se examina el número de borracheras («intoxicaciones etílicas agudas») que los ciudadanos reconocen haberse cogido en el último año: en este triste campo La Rioja ocupa el tercer lugar del podio nacional, solo por debajo de Castilla y León y del País Vasco y muy por encima de la media nacional.
«Son cifras muy altas. El 40% de las hombres que nos demandan atención vienen por causa del alcohol y en el caso de las mujeres, este porcentaje llega hasta el 60%», advierte Montserrat Domínguez, presidenta de ARAD. La diferencia por sexos resulta relevante. «La mujer suele llevar años con el problema escondido y ahora ha empezado a demandar tratamiento. Muchos llegan derivados de los servicios de Salud Mental o de los centros de Atención Primaria, que identifican el problema», sañala Domínguez. Es una diferencia que también se aprecia en la edad: mientras que los hombres suelen acudir en demanda de auxilio hacia los 30 o 35 años, en las mujeres este tiempo se alarga hasta los 45 o incluso los 50 años. «El inicio puede ser desde muy joven –puntualiza la presidenta de ARAD–, pero con frencuencia en las mujeres es mayor el estigma que conlleva reconocer que padeces una adicción. La vergüenza hace que les cueste dar más ese paso».
Fuerte componente social
La baja percepción de la peligrosidad del alcohol y su fuerte componente social explican en buena medida su amplia penetración. El 52% de sus consumidores habituales aseguran que beben porque «es divertido y anima las fiestas» y solo el 3% confiesa descarnadamente que su intención es «emborracharse». En un primer vistazo, sorprende también el elevado porcentaje (14%) que lo considera «saludable» por formar parte de «una alimentación equlibrada». La mitad de los encuestados no ven que haya un riesgo elevado en consumir 5 o 6 cañas o copas los fines de semana.
«En ocasiones descubren que tienen un problema cuando van al médico y los análisis empiezan a revelar problemas. Pero eso es cuando ya ha pasado demasiado tiempo», señala Montserrat Domínguez. «Es algo muy serio, pero no lo percibimos así –apostilla–. Vemos los bares abiertos, la gente bebiendo por la calle y encima nuestra región vive de vender alcohol y todo lo celebramos así. Eso hace que La Rioja sea un sitio muy complicado para luchar contra esta adicción».
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