La responsabilidad, salvo excepciones, del conductor

Hace una década que se produjo un cambio en la legislación nacional, que exoneraba a los cotos de caza y trasladaba la responsabilidad de los accidentes contra fauna silvestre al conductor del vehículo implicado en la amplia mayoría de los casos, aunque existen algunos en los que la culpa apunta en otras direcciones.

Son tres las excepciones que contempla la ley. El conductor podrá reclamar responsabilidades a los titulares de un coto de caza cuando el atropello sea consecuencia de una batida llevada a cabo el mismo día o doce horas antes. También se exime al chófer cuando el accidente sea consecuencia de un vallado de la calzada en mal estado y sin reparar o porque no exista una señalización específica que alerte del peligro de colisión con animales cinegéticos.

Aunque son menos los casos, también existen accidentes contra fauna doméstica. En caso de que el animal no vaya atado ni acompañdo, el dueño será el responsable del siniestro. Sin embargo, buena parte de estos siniestros son contra animales domésticos que carecen de 'chip' de identificación. Si el animal iba correctamente atado y transitaba por una zona adecuada, el conductor tendrá que pagar los gastos derivados, lo que se realiza a través del seguro obligatorio de responsabilidad civil de la compañía con la que se tenga contratado.

Por regla general, los seguros de vehículo no cubren los accidentes contra animales, en ciertos casos, incluso en aquellos que cuentan con coberturas a todo riesgo. Las aseguradoras ofrecen cláusulas específicas para ampliar la cobertura a daños por animales, encareciendo el coste de las pólizas. Según un informe de Línea Directa, son solo el 40% de los automovilistas los que cuentan con esta cobertura específica.

En caso de toparse con un animal en la carretera y que el choque sea inevitable, es mejor no realizar acciones temerarias al volante y minimizar los daños. Después, si el animal está vivo, permanecer dentro del vehículo ante una posible reacción agresiva, especialmente si es un jabalí, lo más común en las carreteras. Debemos orillar el vehículo lo más posible, señalizar con luces y triángulos el lugar del accidente y ponerse en contacto con el 112 para narrar lo ocurrido.