'María', la droga banalizada

El aumento de las denuncias por consumo de estupefacientes en la vía pública no sorprende al responsable de Proyecto Hombre, porque ya «las estadísticas generales entre jóvenes y adultos hablan de un consumo importante de sustancias legales y también de cannabis». Y, sobre todo, porque a su sede de Salvatorianos cada vez llegan más personas con serios problemas relacionados con esa droga.

«Antes resultaba difícil que alguien acudiese a Proyecto Hombre solo por consumir cannabis, pero ahora en el programa ambulatorio el 19% de los usuarios ha venido por problemas con el consumo de THC [la sustancia activa de la marihuana o el hachís]», analiza. «Eso nos hace ver el incremento del uso del cannabis, con personas que lo consumen con una mayor frecuencia y más concentración de THC», resume.

Esa banalización de la 'maría' esconde graves daños a la salud («el consumo multiplica por cuatro la posibilidad de sufrir problemas de salud mental, puede provocar brotes psicóticos...», abunda García de la Cal) u otros riesgos. Por eso resulta clave consultar con especialistas, sobre todo en edades tempranas.

El proyecto Reconecta, dirigido a jóvenes de entre 14 y 21 años, y el programa Menores se han convertido en el lugar de encuentro y ayuda para muchos de ellos. «Recomiendo que se acuda pronto, no cuando hay un problema grave. En estos casos es mejor pecar por exceso que por defecto. Los jóvenes se encuentran en un momento de desarrollo y a ellos y a las familias les damos herramientas para afrontar la situación. Pedir ayuda de manera temprana evita muchos problemas», analiza el director de Proyecto Hombre.

Por ejemplo, una muestra de que un menor puede vivir ya un problema con las drogas es el denominado 'síndrome amotivacional' que García de la Cal define como «apatía ante todo: dejar el deporte, los estudios, de salir con los amigos...».

Y casi siempre mezclado con alcohol, un cóctel sobre el que existe «poca percepción de riesgo». ¿Cómo se puede combatir?Para David García de la Cal, «la clave está en la educación, que debe combinarse con mensajes contundentes de todas las instituciones sobre los riesgos del consumo de alcohol o cannabis, sin confundirlos por intereses económicos, y con la disminución de la publicidad». Educar desde muy pequeños y ayudar a «la gestión emocional y a fomentar la capacidad de decir no» son la clave.

También es importante tener conciencia de que, además de nocivo para la salud, el consumo de estupefacientes es ilegal en espacios públicos, donde en ocasiones tampoco resulta legal beber, como es el caso de la reciente prohibición impuestapor del Ayuntamiento de Logroño. Ese veto resulta positivo para el responsable de la institución porque «prohibir siempre limita los consumos». «Pero existe permisividad y los jóvenes no son conscientes de las consecuencias. Debería ser más difícil consumir, tendría que haber una permisividad cero con el alcohol y la marihuana en las calles, que no se normalicen porque los riesgos son importantes», resalta.

Porque los usuarios de Proyecto Hombre «no son personas fuera de la sociedad, puede ser cualquiers de nuestros vecinos». «El perfil de nuestros usuarios en La Rioja es el de un hombre de entre 30 y 40 años, aunque cada vez se reduce más la edad, con un trabajo en más del 70% de los casos y con un nivel de estudios medios. Nadie está exento de las adicciones», concluye García de la Cal.