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La protesta contra la masacre en Gaza llega a las escuelas de La Rioja
Treinta y ocho centros de Primaria y Secundaria participan en la Jornada de la Educación Riojana contra el Genocidio
Las imágenes intolerables de la aniquilación de Gaza no son fáciles de asimilar, menos aun por los niños. Treinta y ocho centros educativos de La Rioja se unieron ayer a la iniciativa 'Espacios por Palestina' para protestar contra el genocidio en la Franja y para recordar, de manera muy especial, a los miles de niños asesinados y sus escuelas destruidas.
Durante toda la mañana, los profesores y los alumnos interesados abordaron la masacre con la creación de imágenes y escenarios de gran fuerza simbólica. En el IES Sagasta, por ejemplo, se colocó en la pared un listado con los nombres de los menores que han sido asesinados bajo el lema: «La infancia palestina no puede volver a la escuela». En otros centros, como el IES Batalla de Clavijo o CEIP Milenario de la Lengua, se arrojaron al suelo pizarras y pupitres destrozados, como dañados por un bombardeo.
La mayoría de las acciones discurrieron en el interior de los centros educativos, aunque en el IES Cosme García algunos profesores y alumnos salieron a la calle para hacer visible su protesta con una pancarta en la que se podía leer: «STOP genocidio palestino». Del mismo modo, en el IES La Laboral, estudiantes y docentes posaron frente a la puerta principal del instituto con carteles alusivos. Uno de ellos decía: «Stop Escolasticidio».
«Somos muchos profesores y cada uno trabaja en el aula el asunto a su manera», explica Rubén Ladrera, profesor del IES Comercio. «En la propia ley figura la necesidad de educar en favor de la paz y del respeto a los derechos humanos». En su centro, además de la fotografía de grupo con banderas y pancartas, se ha realizado un reparto simbólico de sandías, fruta que, por sus colores, se ha convertido en emblema del pueblo palestino. También se ha plantado un olivo en señal del anhelo de paz y se han dejado sillas vacías para señalar cómo muchos niños de la franja, muertos o mutilados, ya no pueden estudiar.
«Hablar de este tema con el alumnado, contarles lo que pasa y darles el contexto histórico es importante», apunta Blanca Fernández, profesora del IES Tomás y Valiente de Fuenmayor. «Formar al alumnado para que tengan conciencia social también es parte de nuestra labor y los chavales lo agradecen. A mí me ha sorprendido gratamente su respuesta; les interesa, escuchan con mucha atención y quieren hablar de ello».
La jornada por Palestina no solo llegó a los institutos; también hubo acciones en colegios de infantil y primaria. En uno de los centros participantes, Milenario de la Lengua, da clases Isabel Cano. «Tengo muy claro que tenemos que abordar el tema en el aula. Yo no me quedaría tranquila si mis alumnos no saben lo que está pasando. Cada maestrillo tiene su librillo, pero los niños ya ven cosas horribles en películas, en videojuegos... La violencia nos rodea. Intento no ser amarillista y no dramatizar en exceso, pero sí trato de explicarles que están asesinando a niños como ellos en otro país... Y que por eso hay que tener cuidado con las guerras. A los más pequeños puedes llegarles con cuentos, con narraciones. Quizá no se llegan a hacer una idea, pero lo admiten y a veces con más naturalidad que nosotros».
Generación perdida
La jornada educativa incluyó la lectura de un manifiesto por el final del genocidio y la libertad de Palestina, en el que se subrayaba que la destrucción de escuelas constituye «un crimen de guerra» y que «nadie hace nada por evitarlo»: «El futuro de la infancia y de la juventud palestinas está siendo especialmente perjudicado, con alto riesgo de convertirse en una generación perdida», advertía.
Los Espacios por Palestina seguirán instalados en los centros. La jornada concluyó a las siete de la tarde, con una concentración en la denominada Plaza Palestina Libre, frente a la Delegación del Gobierno. Sobre el suelo estaban colocados los nombres de miles de niños y jóvenes asesinados en la Franja, distribuidos por edades: un año, dos años, tres años... Mientras se leían algunos de sus nombres, varios asistentes caían sobre el suelo, simbolizando el asesinato de todos esos menores que han visto sus vidas truncadas. Algunos jóvenes portaban las pancartas que habían realizado en sus institutos: «Palestina no es una guerra, es un genocidio sostenido por el silencio internacional», se leía. Y también: «La tierra por la que matas no es la tuya, la tierra por la que mueres sí».