La pospandemia dispara el consumo de cigarrillos, que crece en 416.000 cajetillas

Los malos humos, en retroceso continuo desde 2008, vuelven a enturbiar el paisaje social de la comunidad, donde el leve repunte en el consumo de cigarrillos registrado en 2021 (en el primer año pandémico descendió, en parte debido al cierre de la hostelería, sector que vende casi el 25 % de las cajetillas) se transformó el pasado año en un inquietante acelerón en las ventas, que se dispararon en la comunidad en el 2,76 %.

Los riojanos adquirieron el pasado año 15.489.112 cajetillas de 20 cigarrillos, 416.186 que en el ejercicio anterior, con un gasto, además, de 71.744.637 euros, 2.976.854 por encima de la partida destinada en 2021. Un desembolso descomunal que incluso se eleva todavía más, en concreto en otros 12.238.137 euros (+464.884), al computar el resto de variedades de tabaco comercializadas: 21.226.889 puros (22.116.567 en 2021), 29.735 kilos de picadura de liar (30.332) y otros 4.740 de picadura para pipa (4.561).

Otros datos regionales sobre consumo de tabaco tampoco invitan al optimismo. Así, por ejemplo, según el último informe de la encuesta Edades del Ministerio de Sanidad, el correspondiente a 2022, casi uno de cada cuatro riojanos de entre 15 y 64 años fuma a diario, el 25,9 %, una tasa levemente inferior a la nacional (33,1) que mantiene aún la brecha por sexo, aunque cada vez más estrecha: 31,2 % en el caso de los hombres y 20,7 % en el de las mujeres de la comunidad.

Con una edad media del inicio al consumo de tabaco de 16,6 años en La Rioja (16,8 a nivel nacional), los expertos defienden la necesidad de dar una vuelta de tuerca a la normativa vigente tras la pérdida de fuerza de la ley antitabaco de 2005 y su posterior modificación en 2010, la que prohibía fumar sin excepciones en restaurantes y bares, y que logró reducir el número de fumadores del 28,1 % en 2003 al 19,8 % del 2020.

La pandemia y la etapa poscovid han aplazado también la aprobación de una nueva legislación que debía haber estado lista para 2021, pero que no entrará en vigor, al menos, hasta este año en curso. En el texto ministerial, bautizado bajo la denominación de Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025, se contemplan, entre otras cuestiones novedosas, la subida de impuestos, la creación de nuevas zonas sin humos (vehículos, terrazas, playas...) y la retirada de los logos de las cajetillas. El objetivo, reducir las 60.000 víctimas mortales anuales que se estima que el tabaco causa en España.