«Cuanto antes les podamos ayudar a su autonomía, más adelantamos para toda la vida»

«Cuanto antes les podamos ayudar a su autonomía y en lo que va a ser la gestión de emociones, más adelantamos con ellos para toda la vida», sostiene Marrodán. El hecho, por ejemplo, de compartir no va a nacer por generación espontánea, «hay que trabajarselo estando a su lado y para eso hace falta mucho personal. Con enseñarle una vez a un niño a que se lave los dientes no lo va a aprender para toda la vida, sino que hay que estar encima para ayudarle a que lo haga».

La etapa de 0 a 2 años es de las más importantes, las que más van a marcar y «la ventaja que tenemos es que podemos ayudarles más si tenemos unos buenos medios y, sobre todo, una buena formación». No obstante, también es importante hacer una buena selección del perfil del profesorado, para que además de la formación, tenga la actitud necesaria.

En cualquier caso, Marrodán considera «menos convincente» que los pequeños vayan directamente al colegio. «Me parece mejor que ese tiempo estén en la guardería porque la atención puede ser más adecuada en esa etapa». No obstante, dependerá de cómo sea esa atención que se les da tanto en las antiguas guarderías como en el colegio. A su juicio, hay centros en el que el personal está muy preparado, formado y sensibilizado con esa etapa y está muy bien organizado para atender esas necesidades de una forma individualizada, no sólo en grupo, otras se masifican o tienen otra filosofía, y en los centros educativos pasa lo mismo.

La dificultad que asegura ver en los centros educativos es que necesitan más preparación, más profesorado y, sobre todo, más formación para esa etapa porque tienen que ser aulas muy reducidas, no puedes meter ni 20 ni 25 niños de un año. «Hay mucha necesidad de medios físicos, de personal y de organización».