Del paseo del Espolón a la Gran Manzana de Nueva York
UNA MIRADA AL PORVENIR DE LA REGIÓN CON... ·
Laura Marín Álvarez | Becada de la ADER en la Oficina Económica Comercial de NY
Vivir en Nueva York es el sueño de muchos, pero la realidad de pocos. Es una de esas fantasías que de vez en cuando se ... pasan por la cabeza y se esfuman a saber dónde. Pero hay personas como Laura Marín que tienen la fortuna de cumplirlas, de materializarlas.
La cuenta atrás para que cruce el Atlántico está a punto de llegar a su fin. Coincide con el momento de la última uva, porque el próximo 1 de enero de 2022 comienza su aventura en la gran ciudad de Nueva York. «¡No hay mejor manera de empezar el año!», dice Laura.
Esta joven de 24 años está graduada en la carrera de Administración de Empresas (ADE) por la Universidad de La Rioja. Tras acabar sus estudios empezó su andadura profesional y entró a formar parte de la Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja (ADER). Esta oportunidad de poder irse becada a Nueva York para trabajar en la Oficina Económica Comercial ha surgido gracias a su trabajo. Allí, en la planta 47 del edificio Chrysler estará Laura, que se dedicará a elaborar estudios de mercado ya sean riojanos o neoyorquinos.
«Es la primera vez que voy a salir al extranjero y lo voy a hacer a lo grande, a ir a trabajar a Nueva York»
Todo comenzó al apuntarse a las becas de internacionalización que ofrece la ADER. «Pasé el proceso de selección, del que de veinte personas apuntadas solo pasaban nueve, y a los días me llamaron para darme esta gran noticia», explica ilusionada.
Durante el proceso, se le pidió realizar una lista por orden de prioridad de los sitios a los que podría ser destinada. «Yo puse como primera opción Nueva York y de segunda Shangai». Laura ha conseguido irse al primer lugar que escogió pero los otros seis destinos también eran bastante golosos. «Estaba la opción de ir a París, a Casablanca, a Praga, Estocolmo, Shangai o nueva York».
«Un salto al vacío»
«Es la primera vez que voy a salir al extranjero y lo voy a hacer a lo grande». Para ella es como «un gran salto al vacío» pero sus ganas le pueden a ese temor de empezar de cero una nueva vida lejos de casa.
Durante un año, cambiará los paseos por Sotés —su pueblo—, por las caminatas por Central Park; la tranquilidad del Espolón por el bullicio de la Gran Manzana y otras tantas costumbres... que harán única su nueva y venidera etapa.
Una experiencia que se la toma como «una oportunidad profesional en la que sentiré la libertad de estar en otro lugar rodeada de gente nueva».
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