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El dilema de las pensiones riojanas

La retirada laboral progresiva a partir del 2022 de la mayor generación de la historia desequilibrará aún más un sistema que pulveriza año tras año el récord de gasto, pero que es incapaz de mantener el poder adquisitivo de los pensionistas actuales | Entre 1958 y 1977 nacieron 81.791 niños en La Rioja, que empezarán a jubilarse las próxima década

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Lunes, 12 de marzo 2018, 22:07

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Al desafío de mantener el poder adquisitivo de las pensiones públicas, un asunto elevado a la máxima actualidad por las protestas de los jubilados en las calles, se sumará a medio plazo otro de enorme envergadura: la jubilación de la generación más numerosa de la historia. Dentro de cuatro años comenzará la retirada laboral progresiva de los riojanos nacidos en el 'baby boom', la etapa de natalidad más alta conocida, lo que desequilibrará aún más el sistema, ya adolecido de un déficit crónico, pues sus pensiones no podrán ser financiadas por el escaso número de trabajadores nacidos durante el 'baby bust', el periodo de mayor caída de la natalidad.

Las cifras no dejan lugar a dudas: si en la actualidad, por cada cien riojanos próximos a la edad de jubilación, sólo hay 76 jóvenes en edad de incorporarse al mercado de trabajo (89 en el caso de la media nacional), en el 2022 la ratio será de apenas 53 (67 en el conjunto del país). Es decir, el Índice de Recambio de la Población Activa -indicador del INE que mide la relación entre los activos con edades comprendidas entre los 60 y los 64 años, y los que tienen entre 20 y 24 años-intensificará aúnmás el preocupante desajuste que presenta ahora, situando a España como uno de los países del mundo (junto a Japón) con mayor ratio de dependencia.

Y La Rioja no será una excepción. Las proyecciones demográficas señalan que a partir de la próxima década, las quintas de los nacidos entre 1958 y 1977 comenzarán a jubilarse lo que amenaza con agravar el desequilibro del sistema público de pensiones: no sólo aumentará el número de perceptores con derecho, además, a nóminas más altas que las actuales (son trabajadores con carreras profesionales más largas y, por tanto, con aportaciones más elevadas), sino que se reducirá el número de cotizantes que puedan sustentar esas prestaciones. Así que «hay básicamente dos problemas que afectan a las pensiones públicas», advierte el profesor de Afi Escuela de Finanzas, José Antonio Herce, en un artículo de opinión que acompaña esta información. «El primero -indica-, garantizar pensiones suficientes, y el segundo, lograr que se puedan pagar». Y dado que «no contamos con una fuente ilimitada de recursos», el experto riojano lanza su propuesta: «Levantar la tiránica barrera de los 65 años de edad». De hecho, desde enero del 2013, la edad de acceso a la pensión de jubilación depende de la edad del interesado y de las cotizaciones acumuladas a lo largo de su vida laboral, requiriendo haber cumplido los 67 años o, bien los 65 cuando se acrediten 38 años y seis meses de cotización.

En el 2031 La Rioja tendrá 83.000 mayores de 65 años, 19.600 más que en la actualidad

Entre 1958 y 1977, los veinte años que abarcó el 'baby boom', La Rioja registró una media de 4.000 nacimientos anuales (en la actualidad rondan los 2.600). En total, durante ambas décadas vinieron al mundo 81.791 riojanos que comenzarán a jubilarse a partir del 2022 (antes incluso en el caso de que quienes se prejubilen). Así que será a partir de ese momento cuando el sistema público deberá demostrar su resistencia, máxime teniendo en cuenta que tras esa etapa de explosión de los nacimientos comenzó un ciclo de baja natalidad que no para de tocar suelo. Sin unos pilares sólidos, por lo tanto, el modelo público de pensiones se verá sometido a unas tensiones extremas que le podrían hacer saltar por los aires.

Según la Proyección de Población a Corto Plazo, elaborada por el INE (una simulación estadística del tamaño y estructura demográfica de España y sus comunidades en los próximos quince años), la demografía riojana continuará pivotando como en estudios anteriores sobre tres ejes: una baja natalidad, un fuerte envejecimiento y una ligera feminización.

La proyección indica un retroceso progresivo de la población de La Rioja, ya que el porcentaje de variación anual se retraerá entre el 0,30% y el 0,36% cada año. Con ello, en el periodo 2016-2031 la población residente en la región disminuirá en 15.831 personas (-5,1%). Además, la hegemonía femenina se intensificará, llegando en el 2031 a haber 7.807 mujeres más que hombres, prácticamente el doble de la diferencia de 3.828 mujeres existente en el 2016.

Por otra parte, en el 2031 habrá en La Rioja 83.101 personas mayores de 65 años, 19.639 más que en el 2016, y 35.912 jóvenes por debajo de los 16 años, 13.482 menos que quince años atrás. Esta evolución hacia un importante envejecimiento de la población se refleja claramente en la pirámide poblacional reproducida en esta página y tendrá indefectiblemente consecuencias en el mercado laboral.

El menor número de nacimientos implicará un descenso de la población activa y, por tanto, del número de cotizantes que sufraguen las pensiones públicas. Al mismo tiempo, el aumento de la esperanza de vida elevará el número de pensionistas. Una combinación funesta pues por debajo de 1,9 ocupados por pensionista, la correlación es insostenible.

De hecho, ya en la actualidad, La Rioja se encuentra por debajo de la cifra deseable. Con datos al cierre del pasado mes de febrero, la ratio está en 1,82 afiliados a la Seguridad Social por cada pensión en vigor (1,92 en España). Eso sí, se trata de la mejor relación desde el 2012 (1,74). Y es que la destrucción de empleo durante la crisis llegó a reducir el dato hasta los 1,69 cotizantes en el 2013. A partir del 2014, coincidiendo con la recuperación de la economía, la horquilla se fue corrigiendo y ampliando de forma continuada, pero insuficiente, dado que las bases de cotización de quienes hoy trabajan son más bajas que las registradas antes de la crisis, debido a que a lo largo de estos años se ha producido una devaluación salarial. Además, este ligero ascenso de la ratio todavía se encuentra muy lejos de los niveles precrisis (2007), cuando La Rioja registraba 2,17 afiliados a la Seguridad Social por pensionista.

Pero antes incluso de cómo hacer frente a la 'factura' del 'baby boom' el sistema público de pensiones debe acometer otro reto más inmediato: el mantenimiento del poder adquisitivo. El debate está de plena actualidad: los pensionistas se han movilizado para reclamar que sus nóminas vuelvan a ligarse al IPC (con la última reforma sólo se revalorizan el 0,25% anualmente, cuando los precios han crecido desde entonces el 2,1%); el Congreso celebrará un pleno monográfico sobre el asunto la próxima semana y la preocupación por las pensiones ha alcanzado su cota más alta (8%) en más de 30 años, según el barómetro del CIS difundido el jueves. Para encontrar una ratio similar hay que retrotraerse en la estadística hasta mayo de 1985 (11,7%).

Números rojos

Con datos hasta noviembre del 2017, el déficit de la Seguridad Social, esto es, la relación entre los ingresos por cotizaciones y los gastos en pensiones, crece cada día en La Rioja a un ritmo de 637.725 euros En total, el organismo público registra unos números rojos de 213 millones de euros en la región y el acumulado, tras ocho años de déficit continuo, alcanza ya los 991 millones de euros, lo que supone el 12,3% del PIB riojano. Para poder enjugar este descubierto, cada riojano en activo debería aportar 7.912 euros.

Las cifras recopiladas por la Seguridad Social constatan el incremento progresivo y continuado del gasto en pensiones a lo largo de la última década. Con datos correspondientes a años completos, en el 2007 el sistema anotaba unas entradas de 620,7 millones de euros por cotizaciones que se quedaron en 612,7 millones en el 2016. Sin embargo, los pagos tuvieron una evolución inversa: de 560,2 a casi 773 millones de euros.

Ahora bien. Si la revalorización de las pensiones sólo ha sido del 0,25% anual en el último lustro ¿a qué obedece ese incremento del gasto? Pues a que el grueso del desembolso que realiza el sistema se destina a pagar las prestaciones por jubilación, que se llevan 77 de cada cien euros. Y el importe medio de esta modalidad de prestación, debido a la incorporación paulatina de trabajadores con salarios medios-altos , ha crecido en La Rioja nada menos que el 33,8% en la última década, pasando de 761,5 euros en el 2008 a 1.018,7 euros este año. Con todo, y aunque el incremento es mayor que el registrado por el conjunto del país (30,8%), la pensión media de jubilación de La Rioja es 56 euros inferior a la nacional.

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