«Pagamos 320 euros al mes por una habitación para los cuatro»
Paula llegó en junio pasado a La Rioja, donde hace veinte días nació su hija, en busca de un futuro mejor para dejar atrás la miseria e inseguridad ciudadana de su país
Paula llegó en junio de este año a La Rioja junto a su pareja y el hijo de ambos, de 5 años, en busca de ... un futuro alejado de la miseria y de la inseguridad ciudadana que azotan su país. En estos meses la familia ha crecido. Hace solo veinte días vino al mundo su pequeña, una riojanita que puede ser el salvoconducto hacia una vida familiar que, de momento, pende de un finísimo hilo sobre el negro y descomunal abismo que supone la pobreza severa y la exclusión social.
«Vivimos los cuatro en una habitación en un segundo piso sin ascensor por la que pagamos 320 euros al mes, pero era lo más barato que hemos encontrado», se lamenta Paula entre sinceros agradecimientos al apoyo que desde que se acercaron a Cáritas La Rioja les ha prestado la entidad.
«Llegamos con la plata que habíamos logrado ahorra con mucho sacrificio, pero se nos acabó en poco más de dos meses. Mi pareja busca trabajo cada día, se ofrece para hacer cualquier cosa que surja, pero nadie se lo da porque no tiene papeles. Algunos días le llaman para fregar platos por horas, pero nada continuo, un par de veces por semana como mucho. Así que la situación que sufrimos ahora mismo es terrible porque tenemos que pagar la habitación y, de momento, no nos llega ni para eso», admite.
Una nueva riojanita
«Estamos sobreviviendo gracias a Cáritas, que nos ha dado ropa para mi hijito, también una cuna, un cochecito y varias cosas para la bebé, además de los alimentos que nos entregan una vez al mes para que podamos comer...», detalla la joven latinoamericana, quien, pese a las adversidades, no pierde la esperanza ni se rinde. «Estamos viendo a ver qué hacemos, tocando todas las puertas posibles para salir adelante y ganarnos la vida con nuestro trabajo, que es lo único que queremos. A la bebé, que ha nacido aquí, le van a dar la nacionalidad española y con eso quizá nosotros podamos acudir al arraigo familiar, obtener los papeles y poder trabajar sin tener que incomodar a nadie».
«Gracias a Dios y a Cáritas, que no nos ha cerrado sus puertas, tenemos al menos comida y dónde dormir»
Paula
Usuaria de Cáritas La Rioja
«En mi país te matan por un celular o una bala perdida en un parque se lleva a tu hijo»
El presente, por ahora, no es nada alentador. «Ahorita estamos un poco ajustados, porque es una habitación muy pequeña para los cuatro, pero con los precios que nos han dado es lo más económico. Hemos preguntado en varios sitios, pero en alguno no aceptaban niños y en los demás era todavía más caro el alquiler de una única estancia».
Sin embargo, no hay lamentos. «La situación es terrible, pero no nos podemos quejar, al fin y al cabo tenemos un techo y dónde dormir». Paula prefiere ser optimista y afrontar lo que tenga que venir con la convicción que va a ser mejor que lo que les esperaba en su tierra natal. «Es duro la verdad, estás lejos de tu país, pero la verdad es que aquí es muy diferente a lo que era nuestro día a día. Aquí, pese a cómo estamos ahora, es una tranquilidad tremenda el saber que uno puede salir con los hijos a la calle y que no le va a pasar nada más allá de los accidentes que puedan pasar porque Dios así lo permite. Aquí puedes vivir con la seguridad que no teníamos porque en mi país te matan por un celular, asesinan a las mujeres o una bala perdida en un parque se lleva a tu hijo», explica para volver a deshacerse en agradecimientos: «Dios no nos ha dejado y gracias a él tenemos, al menos, comida y dónde dormir. Gracias a Dios y a Cáritas que no nos ha cerrado sus puertas como si hicieron otros cuando nos vieron con el hijito y que yo estaba embarazada».
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