La oferta de pisos de alquiler cae un 13% en Logroño en cinco años y el precio sube un 25%

La normativa actual, con la entrada en vigor de la nueva Ley de Vivienda, «genera desconfianza» en los propietarios, asegura Juan Asensio, gerente de Inmobiliaria Mi Casa e integrante de la Federación de Asociaciones Inmobiliarias. «Hoy en día, el alquiler es una acción de riesgo», apunta Óscar Martínez Solozábal, que hace casi medio siglo creó Inmobiliaria Iregua y lleva 27 años como presidente de la Asociación de Expertos Inmobiliarios. No recuerda una situación como la actual, «que se ha agravado en los últimos años».

Así que esa caída del 13% en la oferta de arrendamiento, sostiene, se ha hecho más profunda «con la nueva ley». Aunque también influyen otros factores como la «autogestión de los particulares», añade Asensio. En este sentido, Roberto Matute, de Inmobilaria Matute, coincide en que «sí es cierto que está bajando la oferta, pero también hay muchos pisos que se alquilan sin pasar por nuestras agencias».

Y frente a este descenso en Logroño, que está por debajo de la media nacional –ese promedio se sitúa en España en el 33% según Idealista– y es de los más bajos de las ciudades de su entorno, otro factor que contribuye a la escasez de viviendas es el elevado precio, que se ha disparado por encima del 25%. El precio del metro cuadrado, según el último dato publicado por el portal inmobiliario pisos.com, asciende a 8,75 euros –solo Soria es más barata en las capitales limítrofes– cuando en 2019 no llegaba a los siete euros.

«Los propietarios que todavía siguen dispuestos a alquilar piden cantidades elevadas, por esa desconfianza», reitera Asensio, que acaba de cerrar una operación de alquiler de un piso de cien metros cuadrados en la calle Vitoria por 860 euros. Si la oferta es escasa, el precio se encarece «y el resultado va a ser todo lo contrario al que se persigue desde el Gobierno central con la nueva ley, porque quien tiene menos recursos económicos es quien más va a sufrir», sostiene Martínez Solozábal.

Los agentes inmobiliarios reclaman a las Administraciones públicas mayor promoción de vivienda social para alquiler y también que los pisos de la Sareb, la entidad que absorbió los activos tóxicos de bancos y cajas de ahorros para que sanearan sus cuentas, «salgan al mercado», dice Asensio. En La Rioja tiene más de 500 viviendas en propiedad, 88 de ellas en Logroño –Lardero y Agoncillo suman, cada una, una cifra similar a la capital–.

Incentivar fiscalmente a los arrendadores y dotar de seguridad jurídica a los procesos de impago son también propuestas que hacen los profesionales del sector inmobiliario para activar el mercado de alquiler y generar a corto plazo más viviendas en Logroño. «En la Federación de Asociaciones Inmobiliarias consideramos que existe un riesgo potencial de una burbuja de morosidad en caso de que la economía se enfríe por no ser proporcionales las rentas medias de alquiler con las de trabajo», sostiene Juan Asensio.

Hablar de precios no es fácil porque «cada piso y cada zona es un mundo», aseguran en las inmobiliarias, pero sí coinciden en que encontrar ahora en la ciudad pisos en alquiler –apartamentos de dos habitaciones principalmente– por debajo de 600 o 650 euros es «harto complicado». Y hace un par de años, antes de la aprobación de la Ley de Vivienda, el precio rondaba entre 400 y 500 euros.