La mujer acusada de obligar a ejercer la prostitución a una compatriota en Logroño elude la cárcel
La procesada, nacida en Colombia, ha reconocido que engañó a la víctima ofreciéndole trabajo en un restaurante en España que luego no fue tal
La mujer que este martes se ha sentado en el banquillo de los acusados en la Audiencia Provincial de Logroño por obligar a ejercer la prostitución a otra después de traerla con engaños a España, ha reconocido los hechos y ha aceptado dos años de prisión, pena rebajada al aplicar la atenuante de dilaciones indebidas y que no cumplirá siempre y cuando abone una multa de 3.000 euros, indemnice a la víctima con 1.500 y no delinca durante el tiempo se suspensión de la condena.
Los hechos por los que ha tenido que rendir cuentas, comenzaron después de que la acusada, natural de Colombia y sin antecedentes penales, contactara con la víctima a la que ofreció trabajar en un restaurante de España. También se prestó a organizarle y gestionar el viaje.
Ambas se reunieron en Bogotá y allí, la procesada le dio los billetes de avión y las instrucciones para que viajaran separadas y volvieran a reunirse en el aeropuerto a su llegada a Madrid. Con el fin de «no levantar sospechas» le dijo que en el control de entrada indicara que «su intención era visitar Barcelona y Madrid».
El 9 de marzo de 2018, una vez en Madrid, la acusada y otra persona desconocida trasladaron en coche a la víctima –en la actualidad testigo protegida– a Logroño, a un piso de su propiedad sito en la capital riojana. En la vivienda, según el fiscal, «había varias mujeres ejerciendo la prostitución, momento en el que la procesada le explicó que el supuesto restaurante no existía y que tenía que trabajar de prostituta. En ese momento le requirió el pasaporte y le amenazó con que conseguiría que la deportaran si no aceptaba prostituirse y que a su familia en Colombia le pasaría algo malo.
No fue lo único. También le reclamó que le entregara la mitad del dinero que ganar ejerciendo la prostitución para compensar los gastos de viaje y la gestión y organización del 'negocio'.
La víctima, que se sintió «engañada, sola e intimidada por las amenazas», explica el fiscal, ejerció la prostitución en contra de su voluntad durante un tiempo hasta que, en un momento de descuido y pese al férreo control al que estaba sometida, pudo salir de la vivienda.
A finales de 2019 la perjudicada acudió a la Policía para denunciar la situación. Para entonces continuaba recibiendo amenazas «por la deuda impagada y por haber salido del control de la acusada en el ejercicio de la prostitución».
-kxSD-U21010339701281TC-1200x840@La%20Rioja.jpg)