«Hay que modernizar el regadío, pero esto obliga a un fuerte desembolso»

– Hay agua en los embalses, agua en el campo tras las copiosas lluvias de mayo... ¿Este año los agricultores no van a tener problemas para regar el campo?

– Tenemos garantizada la asignación de agua, el 100% de lo que nos corresponde, pero nunca hay que fiarse. Por ejemplo, ahora parece que no va a hacer falta regar en mucho tiempo porque acaban de caer más o menos 80 litros por metro cuadrado, pero llegan quince días secos y de mucho calor y todo cambia. Venimos de un año muy malo y vamos a ver cómo se comporta este verano.

– La falta de agua es el problema y por esa razón se necesita una gestión adecuada. Y ahí entra la modernización del regadío. ¿Se debe continuar ese proceso?

– Sí, claro que hay que modernizar el regadío. Pero se trata de infraestructuras muy grandes y que obligan a un fuerte desembolso económico. Actualmente, la situación no parece la más adecuada para hacer inversiones a largo plazo porque las ayudas son muy escasas y se trata de inversiones de mucho dinero en muchos años.

– En 2023, las comunidades de regantes vivieron momentos muy complicados, especialmente en el Iregua. ¿Tanto ha cambiado la situación en tan poco tiempo?

– El año pasado tuvimos reuniones para diez años [ríe]. Como ahora hay agua todo esta más tranquilo, pero sí que estamos muy pendientes. Saber que los embalses se encuentran llenos, en las zonas de regadío, aporta tranquilidad. Pero solo hace un año libramos los árboles por los pelos, por unas tormentas que llegaron en el momento justo, hay zonas de secano que este año también han sufrido mucho, especialmente el cereal, para las que el agua de mayo ha llegado tarde... Siempre tenemos que estar con un ojo en el cielo, pero los agricultores ya estamos acostumbrados a eso, a las tormentas, la sequía, el calor, el pedrisco...