Miguel Ángel López
Inspector jefe del Grupo UFAM
«Nuestro trabajo es garantizar que cualquier víctima pueda vivir sin miedo»La Policía Nacional investiga pero también protege y acompaña a las mujeres que sufren la violencia machista
La Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de Policía Nacional cumple una década de vida protegiendo a las víctimas de la violencia machista. Un trabajo perseverante y en muchas ocasiones silencioso para atender a mujeres y menores especialmente vulnerables y que va más allá de la investigación hasta llegar a la protección y el acompañamiento.
«Nuestro trabajo es garantizar que cualquier víctima pueda vivir sin miedo», resume Miguel Ángel López, inspector jefe del Grupo UFAM de la Policía Nacional en la Jefatura Superior de La Rioja.
Las palabras lo sostienen todo, pero alzar la voz contra el agresor, salir del círculo de dominación y miedo, romper cadenas que en demasiadas ocasiones además de físicas son culturales, sociales o económicas no resulta sencillo.
«Deben saber que desde el primer momento van a estar acompañadas de funcionarios especializados que saben cómo tratarles en situaciones tan complicadas y que les van a ayudar en todo», asegura.
Escapar del maltrato supone romper con la vida anterior y en ese abismo al que se enfrentan muchas mujeres, que en demasiadas ocasiones produce un vértigo aún mayor que el de la violencia conocida, desde UFAM se insiste en que no se deja a ninguna persona sola. «Lo primero que se hace es separar a la víctima del foco de riesgo, pero también pueden contar con un abogado especializado y con Servicios Sociales, que les ayudan desde el momento inicial», abunda Miguel Ángel López. «Deben saber que si buscan ayuda nos van a tener siempre a su lado», dice el inspector.
Todavía falta por hacer mucha pedagogía respecto al trabajo de los agentes especializados tanto de Policía Nacional como de Guardia Civil o del resto de cuerpos de seguridad. Lo evidente y conocido es que si se produce una agresión, los uniformados acudirán, tomarán testimonios, investigarán, detendrán... Incluso si no existe denuncia, la violencia de género se persigue (basta, por ejemplo, un aviso de los servicios sanitarios o del entorno para poner en marcha una investigación en el denominado protocolo cero).
Acompañamiento
Pero el después resulta casi siempre una incógnita. «El trabajo de la UFAM se sostiene en dos ramas. El primero, el de la investigación, acaba en el Juzgado de Violencia contra la Mujer, que es el que debe decretar, si así se considera, medidas de protección; de comunicación, alejamiento... Pero una vez judicializado, seguimos cada caso y estamos en contacto con la víctima y nos aseguramos de que ella esté siempre protegida», analiza López.
Curiosamente, esa relación no se establece solo con la víctima, sino que los agentes también controlan al agresor, según explica el inspector:«Es importante ya que una parte de la protección pasa por saber lo que sucede con él, con sus hábitos... Aporta información relevante».
Con la valoración policial ya sobre la mesa, cada situación personal pasa a formar parte del Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (Viogén), que califica los riesgos desde no apreciado hasta extremo. «En el más grave de los casos es necesaria una protección las 24 horas del día por un riesgo real, inminente y grave para la víctima», indica López. Mientras que en los más bajos bastaría con un contacto telefónico con la víctima «cada pocos días, cada semana...». «Las medidas deben ser siempre proporcionales al nivel determinado», añade el inspector.
Perfiles variados
Tratar de generalizar con la violencia machista es un error. «Cada caso es singular y único», no se cansa de repetir López. La violencia machista se detecta en las clases altas y bajas, entre españoles y extranjeros, entre ancianos y jóvenes. Aunque tal vez sorprenda que las actitudes violentas, de dominación y misóginas continúen reproduciéndose entre los adolescentes. Una edad en la que en ocasiones resulta complicado hablar de violencia de género porque «el concepto de pareja no está tan arraigado y legalmente debe ser una relación análoga a la de cónyuges, lo que en ocasiones resulta difícil de demostrar».
En muchos casos estos jóvenes tampoco son demasiado conscientes de lo que suponen las órdenes de alejamiento o incomunicación. «Una solicitud de amistad, escribir un wasap o dar un 'like' en una publicación sería un quebrantamiento y un delito», recuerda el responsable policial.
Trabajo de investigación, acompañamiento y concienciación que desde la UFAM realizan con un solo objetivo: que las víctimas puedan escapar del maltrato y emprender una nueva y mejor vida.