Un limbo legal afianza el mercado de los derivados del cannabis CBD en La Rioja
Una decena de negocios vive de los derivados del cáñamo industrial, cuya venta es lícita si no supera el 0,2% de TCH
Barcelona es la punta de lanza. Pero también Bilbao, Pamplona, Granada… viven un momento de auge de unos pequeños comercios especializados en los derivados de ... una planta multiusos para la humanidad desde hace milenios: el cáñamo. Con las siglas CBD (cannabidiol) se comercializan decenas de productos que navegan por un vacío legal marcado por un porcentaje: 0,2%. Ese es el máximo de THC (tetrahidrocannabinol, el compuesto psicoactivo de la marihuana) que el cáñamo industrial puede contener. Si lo supera, se trataría de droga y, por tanto, ilegal.
CBD y THC no son lo mismo aunque están enlazados. La principal diferencia es que el segundo 'coloca', mientras que el primero no altera las capacidades mentales pero provoca relajación muscular, tiene propiedades antiinflamatorias o combate las convulsiones. En esa difusa barrera (cabe recordar que en 2020 la ONU reconoció que el cannabis podía tener propiedades medicinales) han proliferado establecimientos.
En La Rioja se contabilizan más de una decena de tiendas especializadas que comercializan desde cremas a aceites pasando por pasta alimenticia, champús o cogollos, aunque la imagen de estos productos se ve también en grandes anuncios y vallas publicitarias. De la misma forma, hay farmacias o estancos que también despachan elaboraciones con CBD.
Todo es completamente legal aunque esas zonas de penumbra provocan que exista una evidente doblez e hipocresía. Por ejemplo, en el caso de los cogollos. Se comercializan en bolsas herméticamente cerradas y en el envase pone explícitamente que son flores ornamentales y que no se pueden fumar. Y bajo esas premisas se venden. O en el de los aceites que, en principio, son para uso cutáneo aunque en otros países europeos pueden ingerirse, su uso más habitual aunque teóricamente prohibido en España. El empleo que cada cliente dé a esos cogollos o aceites ya queda en el ámbito de lo privado.
La clave es que los productos o derivados del cáñamo que se venden legalmente en estas tiendas no pueden superar el 0,2% de THC. «Poniendo un símil sencillo, es como una cerveza y una cerveza 0,0. Huelen igual, saben igual… pero una emborracha y la otra no. El THC 'coloca' y el CBD no», explica Luis Hita, propietario de CBDWeed, tienda especializada en estos productos que se ubica el centro de Logroño.
La legislación avanza a trompicones y en abril se prohibieron compuestos cannaboideos que durante años habían sido legales
La legislación avanza a trompicones. Por ejemplo, el pasado 24 de abril el BOE publicaba la prohibición de venta de varios compuestos cannaboideos, entre ellos el HHC (hexahidrocannabinol), que durante años se había podido comercializar. El BOE explica que tanto el HHC como otros compuestos se «encuentran incluidos en la lista de nuevas sustancias psicoactivas que son monitorizadas estrechamente por el Sistema de Alerta Temprana de la Unión Europea y recogidas en la base de datos EDND (European Information System and Database on New Drugs)» y de ahí su fiscalización. Pero pronto aparecerán síntesis con efectos similares, en una especie de juego del ratón y el gato entre el sector y las administraciones.
También hay comunidades, como Madrid, en las que su presidenta Isabel Díaz Ayuso ha abierto un frente contra la comercialización de CBD, limitando la publicidad o exigiendo una distancia mínima de los puntos de venta respecto a centros educativos, entre otras medidas.
Y, a la espera de medidas fiscalizadoras o desreguladoras, las expectativas del sector del CBD son muy positivas y según el 'Informe del mercado del cannabis en España', realizado por CannaMonitori, en 2030 se podrían superar los 335 millones de euros en ventas, confirmando un crecimiento que ha superado el 12% en los últimos años analizados.
«La diferencia estructural entre THC y CBD es muy pequeña»
¿Por qué el THC provoca efectos psicoactivos y el CBD no?La respuesta la aporta Héctor Busto, catedrático de Química Orgánica en la Universidad de La Rioja. «El THC son tres hexágonos de átomos y en el CBD uno de esos hexágonos se ha abierto y queda más flexible. Es una diferencia estructural muy pequeña y resulta relativamente sencillo pasar de una estructura a otra, pero los efectos resultan muy diferentes», añade el catedrático. Busto recuerda que el comportamiento de un componente químico «depende de la estructura de la molécula y de la concentración».
El profesor de la UR recuerda que las plantas son «unos reactores químicos fabulosos, capaces de elaborar compuestos más complejos desde unos más sencillos». Y en el caso del cannabis los compuestos pueden llegar a cientos, sin contar con las síntesis que es posible realizar. «Aunque un producto que venga de una fuente natural y otro de laboratorio, si son estructuralmente idénticos, causarán los mismos efectos», recalca.
Busto recuerda que esas pequeñas diferencias químicas provocan enormes diferencias y pone como ejemplo la heroína, la morfina y la codeína, «muy parecidas» pero con unos usos absolutamente dispares.
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