«Aún es pronto para saber el impacto de los aranceles de Trump en nuestra industria»

– El anuncio de Trump de aplicar el 25% extra de aranceles a los vehículos llegados de fuera de Estados Unidos fue un mazazo para la industria de la automoción. Casi dos meses después, ¿cómo ha reaccionado el sector? ¿Cuál está siendo el impacto?

– Aunque parezca mentira, todavía es demasiado pronto para poder evaluar ese impacto. Influyen muchas cosas a la hora de aplicar el arancel: si el componente se instala en un vehículo que se monta en Europa y se vende en Estados Unidos, si la pieza se vende directamente a Estados Unidos... ¿Va a haber empresas que dejen de comprar componentes fabricados en Europa si se suben los precios o los necesitarán porque allí no los tienen o son de peor calidad? ¿Dejarán los norteamericanos de comprar coches europeos? Aún ha de pasar tiempo para saber el impacto real pero no estamos hablando de dos dígitos.

– La crisis de los microchips, ¿forma ya parte del pasado o sigue presente?

– Es una crisis latente, no con la magnitud que tuvo en 2021 o 2022, cuando se paralizaron las fábricas pero la situación sigue tensionada. Y de vez en cuando también hay problemas en la cadena de suministro.

– El impulso de la automoción en China y el repliegue en Europa, ¿cómo están afectando a la industria riojana?

– Históricamente el país que más coches exportaba era Alemania, con unos cuatro millones de unidades, seguido de Japón. Pero ahora en China ya se fabrican uno de cada tres vehículos que se venden en el mundo y es el principal exportador. Ha pasado de vender fuera de sus fronteras apenas medio millón de coches justo antes del covid a seis millones en la actualidad. ¿Qué quiero decir? Que es una potencia en la fabricación y que China también produce sus componentes y eso pone en dificultades a la industria europea.

– ¿Está preparado el sector de la automoción y los consumidores para dar el salto al coche eléctrico?

– Esto ya no es un tema de fabricación, pero creo que sí estamos preparados. Es verdad que los ritmos de crecimiento no son los esperados, aunque Europa haya marcado el año 2035 como el horizonte para que los vehículos que se comercialicen sean con cero emisiones.