Extranjeros con acento catón
«El trabajo resuelve muchos problemas, no solo favorece la convivencia», advierte la alcaldesa, Catalina Bastida, quien contabiliza 31 nacionalidades en la localidad
Khalid emigró a Autol junto a sus padres cuando tenía 7 años. Ahora tiene 29 y regenta la frutería Kayan en la céntrica calle ... González Gallarza, después de haber trabajado en el champiñón y de carretillero. «Primero vino mi padre y después los demás. Aquí estamos encantados con toda la gente, vivimos muy tranquilos», asegura. Mayte, autoleña de nacimiento, acude asiduamente a comprar a la tienda de Khalid acompañada de su perrito. «No hay ningún problema entre los vecinos, todos convivimos con normalidad, es fenomenal», explica. Y sobre la frutería destaca que «tiene género muy bueno, con muchísimo sabor porque lo cultivan ellos mismos y está muy bien».
Es un ejemplo como cualquier otro. Muchos bares los regentan extranjeros, al igual que las carnicerías y peluquerías. «Es que son necesarios para muchos negocios de la localidad y para la agricultura», señala Mayte. Catalina Bastida, alcaldesa de Autol, remonta la llegada de los primeros extranjeros a 35 años atrás. Los primeros fueron dos hermanos árabes que, poco a poco, fueron trayendo a sus familias.
«El cultivo del champiñón, al igual que ahora, requería de muchísima mano de obra, y venían a trabajar en los calados y en las fábricas de conserva», cuenta la alcaldesa. También llegaron rumanos, colombianos, argelinos, georgianos y ucranianos, las principales nacionalidades de las 31 presentes en Autol. Algunas familias cuentan ya con tres generaciones aquí. «Hay muy buena relación. Hasta el día de hoy convivimos, nadie se mete con nadie. Yo no voy a ir a rezar a la mezquita y no espero que vengan a la iglesia, pero nos respetamos. El respeto es fundamental, así como el cumplimiento de las normas por parte de todos», explica Catalina Bastida, quien asegura reunirse periódicamente con las distintas comunidades. La alcaldesa reconoce que colombianos, rumanos y ucranianos se integran muy bien, comparten y colaboran. En cuanto a los árabes: «Cuando no caben en la mezquita les cedemos el frontón, como no puede ser de otra manera porque cuando necesitamos algo de ellos siempre se ponen a nuestra disposición», subraya Bastida.
La alcaldesa es consciente de que muchos de sus votantes son de procedencia extranjera y estima que «si los padres llevan 35 años aquí y sus hijos han nacido aquí, son de Autol, de hecho alguno tiene un acentazo de Autol...». Margarita, colombiana de 53 años (25 de ellos en La Rioja), vino con sus dos hijos por mejorar la situación económica:«Estoy muy a gusto, estamos integrados y ya somos catones». «De pura cepa», añade la alcaldesa.
«El trabajo resuelve muchos problemas, no solo favorece la convivencia. Afortunadamente, la gente viene a trabajar. Ahora mismo necesitamos gente que quiera trabajar, hay puestos vacantes», advierte Bastida. Y en distintos sectores, aunque buena parte del empuje económico del municipio lo propician Eurochamp, la mayor conservera de champiñón del mercado nacional, y Cidacos, la empresa riojana que más factura al año.
«Autol es un pueblo con los servicios de una ciudad: guardería municipal, residencia de mayores, centro de día, de salud, el único Centro de Educación Obligatoria de La Rioja (el colegio que más crece de la región)... Y eso es la emigración, evidente y afortunadamente. Hay que ver el lado bueno», argumenta la alcaldesa. Por eso a Bastida le entristece lo sucedido en Torre-Pacheco y lamenta que se politice: «La culpa no la tiene ni el PP ni Vox sino el que delinque, se llame como se llame, y el que genera polémica».
Ahmed, marroquí de 23 años que trabaja en Marcilla (Navarra) pero vive en Autol desde que era bebé, asegura que «esas mierdas que pasan por ahí me parecen mal porque nos da mala imagen a todos, que lo paguen con el que lo causa, no con los demás porque no todos somos iguales». «Nosotros nos sentimos muy de Autol, por eso aquí no hay problemas», reconoce Ahmed.
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