Borrar
Era luz

Era luz

Un recuerdo para Sandra Carmona, apagada demasiado pronto

Pablo Álvarez

Logroño

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 26 de enero 2023, 11:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La vida se va y se nos lleva, dicen. Que es la ley de todo esto, también. Pero qué asco de ley, de verdad. Qué injusta y qué dolorosa y qué ciega.

A uno le gustaría poder contar a los que no la conocían quién era Sandra Carmona. Quizá algo ya sepan de ella: magnífica periodista, gran comunicadora, una de esas caras que asomaban por la pantalla de la tele y hacían que te creyeras lo que decían. Quizá porque fuera de la pantalla también tenía esa virtud. Sandra esparcía confianza por donde iba. Uno la miraba y se lo creía y confiaba. Y hacía bien, siempre.

Delante y detrás de la cámara era así, y el dolor que hoy corre por las mesas de los compañeros que compartieron tantos años en TVR con ella lo atestigua. Era luz y no debía haberse apagado tan pronto.

Sandra decidió hace tres años cambiar de trastos y de vida, dar un salto a la otra orilla del periodismo y acabó llevando la comunicación de la Consejería de Salud. Estoy seguro de que ella no sabía lo que se le iba a venir encima. Pero sospecho que aún sabiéndolo, no hubiera obrado de otra forma. Muchos pequeños héroes anónimos dejó la pandemia, y no todos llevaban bata. Lo que sufrieron en el equipo de Salud durante aquellos años no es fácil de imaginar. Lidiaron con la peor situación de su vida, tan cerca del centro de la tragedia, teniendo que pegarse con decisiones terribles y con la aún más terrible sensación de impotencia en algunos momentos.

Sandra siguió siendo una luz para los que en aquellos momentos intentábamos contar lo que pasaba, sabiendo además que lo que hacíamos era importante y pesaba e influía. Ella nos ayudó y nos guió, nos sufrió y nos aconsejó, compartió confidencias de las que no se publican, nos llevó de la mano en algo que todos teníamos muy claro en aquel momento: que teníamos que ayudar.

Y sufrió, sufrió mucho, como todos en aquel equipo de Sara Alba. Pero su coraje, su disposición y su sinceridad son un modelo de lo que tiene que ser un responsable de comunicación público. Nunca dejó de ser una gran periodista, en un lado o en otro.

Por eso es todo ahora tan terrible. Pasado el golpe emocional y personal de aquellos años durísimos, a Sandra le brillaban últimamente los ojos como en mucho tiempo. Y ahora se ha apagado, prontísimo. Ojalá su familia, sus hijos aún pequeños, puedan saber lo que la quisimos y la respetamos los que tuvimos la suerte de estar a su alrededor. No sé si será consuelo, pero es sin duda verdad.

Un beso para siempre, Sandra Carmona.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios