El envejecido parque móvil riojano suspende la ITV y uno de cada cinco vehículos es rechazado

Demasiados achaques, como demuestran las estadísticas de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), una cita obligatoria a la que las circunstancias económicas han empezado también a penalizar en forma de absentismo.

El futuro inmediato no pinta, además, nada bien. En primer lugar, porque la solución al problema principal, la radical modernización del parque automovilístico, ni está ni se la espera. La antigüedad de los vehículos de la comunidad supera ya los 14 años de edad, uno por encima de la media nacional. De las 225.907 unidades que tiene censadas en La Rioja la Dirección General de Tráfico (DGT), siete de cada diez, 157.182, superan los diez años de vida, de los que 95.025 (42,06%) tienen entre 10 y 20 años, y 62.157 (27,51%) fueron matriculados antes de 2003, dos décadas atrás, entre otros, 31.966 turismos, 13.333 furgonetas y camiones y 5.282 motocicletas. Así, solo el 30,42% del parque móvil regional, 68.725, tienen diez o menos años y, de ellos, 32.816 (14,52%) han sido matriculados durante el último lustro, según los datos facilitados por la Jefatura de Tráfico en La Rioja.

«El parque de vehículos está cada vez más envejecido, es una tendencia a nivel nacional», alerta Beatriz Zúñiga, jefa de Tráfico en la comunidad, quien recuerda que «los nuevos vehículos ofrecen más elementos de seguridad activa y pasiva y nuevos dispositivos electrónicos que pueden ayudarnos mediante avisos a prevenir accidentes de tráfico, distracciones y el riesgo del factor humano, que está detrás de entre el 80 y 90% de la siniestralidad viaria».

Tras admitir que los problemas económicos dificultan la renovación del parque, Zúñiga señala como clave «pasar la ITV de los vehículos en circulación, porque es una inversión en seguridad».

Y ahí radica otro de los ejes del problema. Cada vez más conductores esquivan su visita a la Inspección Técnica de Vehículos. De hecho, en 2021, el 40% de los vehículos que debían pasarla no lo hicieron y al año siguiente, en 2022, la tasa de absentismo volvió a situarse en el 35%, según los últimos informes de AECA-ITV (Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos), que recuerda que el porcentaje solía ser del 20%. La tendencia es inquietante, ya que esos datos, recogidos también por la DGT en su revista, indican que 1 de cada 3 vehículos circulan sin control alguno sobre su estado.

«Estamos notando y mucho el absentismo en la ITV, después de la crisis del covid se ha acentuado aún más, y habida cuenta de que el parque automovilístico es bastante antiguo, eso está incidiendo en un mayor riesgo en la seguridad vial y en todo lo que tiene que ver con el control de emisiones contaminantes», coincide Javier Lapeña, director técnico de las ITV Itevefirsa, que posee dos estaciones en la capital riojana, una en el polígono de Cantabria y otra en avenida de Burgos, aunque en unos meses se trasladará al polígono de la Portalada.

La preocupación no se apacigua con los resultados de las revisiones si efectuadas. De los 245.253 vehículos sometidos a primera inspección en las ITV de La Rioja el pasado año, 199.073 fueron declarados aptos, pero los otros 46.180 no aprobaron el examen, según los registros facilitados a Diario LA RIOJA por la Dirección General de Industria, dependiente de la Consejería de Economía. Con una tasa de rechazo del 18,83%, uno de cada cinco vehículos no superan las pruebas, el porcentaje muy similar al de los últimos cinco años –entre el 18,11 y el 20,26%– pero que se ha incrementado en el 48% respecto al dato de 2015 (12,66%).

En posteriores revisiones, 4.306 de los vehículos que pasaron por las ITV de la comunidad, tampoco obtuvieron la pegatina, el 9,08%, el porcentaje más alto de los últimos seis año (6,53% en 2018).

Las estadísticas adquieren dimensiones descomunales cuando reflejan los defectos detectados: solo el año pasado se encontraron 272.888 deficiencias, 186.788 leves, pero también 86.100 de gravedad, una de cada tres. «Los defectos que suelen aparecer se deben, sobre todo, a esa antigüedad del parque y los más habituales son los derivados del control de emisiones contaminantes, problemas derivados del desgaste de neumáticos y suspensión, también otros asociados a holguras de elementos de dirección y a frenado y, sobre todo deficiencias en elementos fungibles del sistema de alumbrado y señalización», concreta Javier Lapeña, quien no tiene dudas en aseverar que «qué duda cabe que todo eso incide y mucho en la seguridad vial, avisa», para insistir en que «una revisión adecuada es invertir en seguridad; la ITV salva vidas».

Por circular sin la pegatina de la ITV en la parte superior derecha del parabrisas del vehículo.

Por circular con la ITV caducada o con la inspección desfavorable. En caso de accidente, la aseguradora puede negarse a no cubrir los gastos.

Por circular con la ITV negativa o por no pasar la segunda inspección en plazo (en los dos meses siguientes a la primera revisión).