«Ella me dijo: 'Si me dejas me tiro por la ventana'», asegura el acusado
El procesado, que ha declarado este miércoles en el juicio que sigue contra él por intento de homicidio, niega los hechos que se le imputan y describe a su expareja como una «celosa empedernida» que le había controlado el teléfono «un montón de veces»
La declaración del acusado de arrojar a su pareja por el balcón en Calahorra ha centrado la tercera sesión del juicio que se sigue contra ... él en la Audiencia Provincial de La Rioja. Tal como lo solicitó, ha comparecido el último, después de haber escuchado desde el lunes a una veintena de testigos, y lo ha hecho para negar rotundamente los hechos que le imputan y desmontar la versión de la víctima a la que ha acusado de mentir. Ni estuvo con ella en la terraza discutiendo, ni mucho menos la arrojó a la calle. Ese sería, según su versión, el resumen de una jornada que comenzó en el bar del acusado la madrugaba del día de Navidad de 2022.
Sobre las 02.00 horas, la víctima, con la que mantenía una relación sentimental intermitente desde hacía dos años y medio, se acercó al local. Comenzaron a discutir, al parecer, por los celos que a ella le despertaba una camarera que trabajaba en el bar. De hecho, cuando la empleada llegó «se armó un cisco. Era una celosa empedernida», ha indicado. Tras cerrar el establecimiento, la víctima y el acusado, que habían estado consumiendo alcohol y otras sustancias, se dirigieron al domicilio en el que ya dormían las hijas que ambos habían tenido fruto de relaciones anteriores. En este punto, el procesado ha desmentido a la víctima, quien durante su declaración el pasado lunes aseguró que antes de regresar a casa habían estado en otro pub. «No fue así», ha subrayado.
Fueron directamente a casa y al llegar al portal, siempre según la versión del acusado, ella le pegó «dos guantazos, no quería más que el teléfono, era una celosa, no podía tener amigas, no podía tener nada. Le dije: 'Te ha visto la cámara y ahora mismo te voy a denunciar'». Ella salió a la calle, él subió por el ascensor, abrió la puerta y fue al salón. La víctima entró poco después y en el domicilio le siguió preguntando por el teléfono y por la camarera. «Yo le decía que era una amiga, pero allí me pegó otros dos guantazos. Ya harto le dije: 'Vamos a hacer una cosa, no te aguanto más, cuando se levanten las niñas y les demos los regalos os vais, no puedo más. Me amenazó: 'Como me dejes me tiro por la ventana'». Él le respondió que hiciera lo que quisiera porque «pensaba que no lo iba a hacer». Se dio la vuelta, cogió las llaves de casa, abrió la puerta y oyó un golpe. De inmediato, regresó al salón y al ver que no estaba, se asomó por la terraza y vio el cuerpo de su pareja tendido en el suelo, en la calle.
En ese instante corrió a despertar a la hija mayor de su compañera explicándole que su madre se había precipitado por el balcón. El resto de menores se despertaron, él trataba de tranquilizarlas mientras la mayor salió a la calle. Él tardó apenas unos minutos en ir detrás. Una vez abajo, su primer gesto fue tocar a la mujer, mientras, la hija le acusaba de lo ocurrido. «Luego vino la policía, estaba hecho un trapo, no sé ni cómo aguanté», ha indicado.
El acusado, después de desgranar instante a instante lo ocurrido aquella noche y de negar la versión de la víctima y de su familia, ha insistido en que en ningún momento salió a la terraza con su pareja, tal como había declarado ella. También negó que la hubiera agredido ni antes ni entonces. Al contrario, él, según su versión, habría sido la víctima en varias ocasiones. En uno de esos episodios, contó que la mujer le persiguió con unas tijeras por la cocina mientras él grababa lo sucedido con la cámara de su móvil. De hecho, las imágenes de su teléfono, que van en sintonía con su declaración, han sido visionadas por el tribunal y el público en la sala.
En la tercera sesión de juicio también ha declarado el médico especialista en daño corporal y en accidentes laborales que, a petición de la defensa, elaboró un informe sobre lo ocurrido. Durante su comparecencia, ha insistido en que es «prácticamente imposible» que la mujer fuera arrojada desde el punto del balcón que ella indicó y utilizando el mecanismo que dijo, consistente en un abrazo presa por detrás y sobrealzamiento por encima de la barandilla. Cree imposible que fuera así porque si hay un objeto por delante, como es la barandilla, y otro por detrás, supuestamente el acusado, no habría espacio para el sobrealzamiento.
Por el lugar en el que se encontraba el cuerpo, sin apenas parábola y prácticamente en la vertical del balcón, «la precipitación se acerca a la tesis de caída libre, no es un cuerpo que se piense que ha podido ser empujado», ha subrayado.
En la misma sesión han declarado dos agentes de la Guardia Civil que han narrado cómo al llegar al lugar del suceso, se encontraron a la hija de la víctima acusando de lo ocurrido al procesado. Los agentes, que han recordado que desde el inicio se tramitó como un caso de violencia de género, también han mostrado su desacuerdo con que al encausado le asignaran un nivel de riesgo bajo nada más incorporar el caso en el sistema Viogen porque contra él constaba una denuncia por violencia de género anterior por amenazas.
Este miércoles también ha sido el turno de un «conocido» del acusado. La noche del suceso, este testigo y su mujer estuvieron en el bar del procesado tomando unos chupitos de tequila. La víctima, ha relatado, «sufría unos celos enfermizos y cuando estaba con él no le quitaba ojo de encima, le tenía martirizado». La madrugada en cuestión, «la tensión se veía en el ambiente», así que le recomendaron que cerrara el bar y fuera con ellos a casa. El procesado no quiso. El fin de semana anterior «había habido problemas», incluso observó como ella «le lanzaba una botella cuando el bar estaba cerrado», ha detallado.
El juicio está previsto que continue el próximo día 29 con la exposición de las conclusiones definitivas tanto de las acuaciondes pública y particular como de la defensa. También ese día, el último de vista oral, será el del turno de réplica del acusado.
El encausado se enfrenta a una petición de 10 años y 11 meses de cárcel por los delitos de violencia de género habitual agravado por cometerse en el domicilio común y en presencia de menores y un delito de homicidio en grado de tentativa. Además, concurre en el acusado la circunstancia agravante de parentesco con relación al delito de homicidio en grado de tentativa; y la circunstancia agravante de reincidencia con relación al delito de violencia de género habitual
.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.