«Decapitar Emergencias sin ni siquiera traspasar poderes es una irresponsabilidad casi criminal»

David Sainz ha sido 'víctima' de un contrato adscrito al consejero de turno, como presidente del CEIS –que contempla los ceses de ambos al mismo tiempo–, y de la falta de voluntad política de renovación, pese a que en varias ocasiones su gestión ha recibido el reconocimiento público: «Tengo mis ideas, pero no soy político; tenía cuando llegué cinco años de experiencia en emergencias en Navarra y venía del Gobierno de Aragón; desciendo de Cervera y Conrado Escobar me llamó para asumir la gerencia del CEIS y fue la junta de gobierno la que dio el visto bueno». David Sainz afirma que «tanto Ceniceros en su día como Andreu en su momento me dieron su apoyo» y, de hecho renovó contrato con Alberto Bretón (PP), con Ana Santos y con Sara Alba (PSOE): «Llegué a un CEIS en funcionamiento –explica–, pero también con una situación enquistada históricamente por la falta de un convenio colectivo, que luego firmamos, y varios ayuntamientos desvinculados del consorcio». El exgerente recuerda que «redefinimos el factor riesgo para adaptar las cuotas que pagan los ayuntamientos y logramos que todos entrasen, los 173 –Logroño firma un convenio pero no está asociado– en el CEIS».

Asegura sentirse «muy dolido» por la forma en que se ha tramitado su destitución. De hecho, su jefe directo, Héctor Ruiz, director general de Emergencias y, en este caso alto cargo de confianza del PSOE nombrado en junio del 2020 tras fulminar Andreu la Consejería de Bienestar Social de Ana Santos, presentó también su dimisión al advertir a la nueva consejera de Salud, María Somalo –sustituta de la también cesada Sara Alba–, que si se cargaba a David Sainz, él se iría también: «Es un gesto que agradezco mucho porque a Héctor lo conocí aquí, cuando fue nombrado director general y comenzamos a trabajar juntos y la confianza ha sido mutua», explica Sainz.

Lo que más le duele son «las formas»: «Le pedí a la nueva consejera que me diera un tiempo para un traspaso ordenado de poderes, que si tenía un candidato mejor no pasaba nada, pero que entendiera que el CEIS es un organismo diferente, en cuya junta participa el Gobierno, con varios altos cargos, pero también los ayuntamientos con servicio de Bomberos y los más pequeños a través de la Federación de Municipios». «Es decir –continúa–, deberían ser los miembros de la junta los que tienen que decidir si he hecho algo mal para mi cese y, si hay un perfil mejor que el mío, para elegirlo». En este sentido, asegura haber recibido decenas de llamadas de ayuntamientos preguntando qué había pasado: «Mi decepción es absoluta porque en el CEIS hemos trabajado muy duro, incluso sin cerrar un solo parque pese a las bajas por COVID y con un año pasado horroroso en el que la gente se dejó la piel por los numerosos incendios».

Sainz recuerda que «el Gobierno de Andreu tenía sobre la mesa una propuesta desde hace tiempo para que mi contrato dejara de estar vinculado al consejero de turno y se sustituyera por uno de alta dirección, como en otros departamentos». «Por lo que sea, supongo que por tantas destituciones –continúa–, ahí se ha quedado, pero lo que se ha hecho ahora, descabezar emergencias sin ni siquiera planificar un traspaso con mi sustituto, es de una irresponsabilidad casi criminal porque hablamos de un servicio público clave». «Lo único que sé –continúa– es que María Somalo me dijo mi cese no era una decisión suya y, si salgo ahora en público, es porque se lo debo a mi personal, que se ha dejado la piel muchos años, a los alcaldes y a los riojanos después de años de mucho trabajo». «¿En qué manos estamos cuando se entienden así los servicios públicos?», se pregunta.