Cárcel de Logroño
La condena de las chinches, ratas y palomasLos sindicatos denuncian las malas condiciones del centro penitenciario de Logroño, donde cohabitan internos, funcionarios e insectos sin control
A las críticas habituales sobre el estado del centro penitenciario de Logroño se sumó este jueves otra denuncia no menor, pese a que se trata de unos bichitos pequeños e incómodos que llegaron hace más de un año a la cárcel y que a día de hoy se han extendido a los módulos cinco y seis e incluso a dos de las celdas individuales destinadas a traslados, es decir, a los reclusos que están de paso en Logroño.
Según CSIF, en un primer momento, el problema de chinches se detectó en un sólo módulo. Se optó por trasladar a los internos a otra sección una vez desinfectadas sus ropas, toallas y sábanas, pero en la 'mudanza', «posiblemente, dentro de las pertenencias», explican, también se colaron estos pequeños insectos que están haciendo la vida si no imposible, sí muy incómoda a los reos y funcionarios hasta el punto de que, según detallan en Acaip-UGT, un trabajador llegó a estar de baja por los picotazos y otros dos se los llevaron a casa involuntariamente.
Las chinches, añaden en CSIF, también se han acomodado en los tubos de las camas y entre las medidas que se han adoptado, sin duda «insuficientes», apuntan en Acaip, se han sellado las juntas con cinta aislante.Barreras caseras que se suman las desinfecciones puntuales que no logran atajar el problema. También se intenta colocar a los internos, «pero llega un momento en el que si se cierran celdas no hay forma, sobre todo teniendo en cuenta el aumento de población reclusa».
Las chinches no son los únicos habitantes 'okupas' en el centro penitenciario logroñés. Estos insectos conviven, según CSIF, con «cucarachas, ratas, cadáveres de animales en descomposición que a diario ponen en peligro la salud». En el parte de uno de los módulos «se podía leer se ha visto una rata gigante por un patio».
La presencia de heces de paloma en la cárcel es otro problema de suciedad «que requiere limpieza y desinfección para proteger la salud de los trabajadores y reclusos» porque pueden transmitir enfermedades gastrointestinales a través de la inhalación de esporas. «Los patios interiores de las garitas están llenos de excrementos de paloma y en algunas hay palomas muertas».
Esta situación, apuntan, «no es ocasional, como lleva denunciando CSIF desde hace años y está acentuándose por la mala conservación del centro que en sus cuarenta años no ha visto albañil en su interior». De ahí que exigen que se tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad y la salud tanto de trabajadores como de internos.
