Las casas rurales riojanas recuperan para el fin de año el tirón de antes de la pandemia

La ocupación de estos establecimientos en este fin de año oscila entre el 90 y el 100%, un porcentaje similar al de antes de la pandemia. Pasar la última noche del año en una casa rural en La Rioja es una tradición que se ha consolidado con el tiempo y que se ha extendido al resto de días de Navidad. Así lo explica Silvia García, vocal de la Asociación de Casas Rurales de La Rioja (Ascarioja) y propietaria de las casas Bosque Azul y Entre Bosques. «Los clientes llegan con más ganas de juntarse, cada vez vienen familias más extensas, hasta 25 personas, como antaño, y aprovechan estas fiestas para estar juntos, lo mismo en Nochebuena y Navidad que en Nochevieja y Año Nuevo», comenta.

La ocupación es un síntoma de que el turismo rural se está recuperando, al menos al final de año. No ocurrió lo mismo en el macropuente de la Constitución y la Inmaculada. El turismo de paso, el de una sola noche y con reservas de última hora, salvó un poco los muebles en un año que «ha tenido de todo».

La subida de los precios, de la factura de la luz y del gas en el último tramo del año han sido un hándicap para el sector, que en la mayoría de los casos no se han repercutido a los clientes, al menos en su totalidad.

Lo que más busca el cliente de casas rurales es la tranquilidad, los espacios grandes, la comodidad que ofrecen y la ubicación en un entorno rural. «Las navidades son más entrañables que en un piso en una capital». Por lo general, «se disfruta más en un entorno rural, en pueblos pequeños, donde puedan juntarse toda la gente querida, los abuelos, los tíos, los primos, todos juntos cómodamente».

Otra cuestión son las estancias en estas fechas, ya no se ciñen exclusivamente a los días concretos de Nochebuena y Navidad ni a pasar solo la noche del 31 de diciembre, ahora es más habitual que aprovechen estas fiestas para cogerse unos días de vacaciones e incluso una semana completa.

La procedencia de los turistas es variada, pero en estas fechas no necesariamente vienen de fuera de esta comunidad. En su caso, tiene tres casas rurales, en una de ellas repite un grupo que viene desde Granada, y en las otras dos son también clientes habituales pero proceden de La Rioja.

En pleno valle de Ocón, Rocío Maderna es, junto a su marido, propietaria de la casa rural La Casona de Aldealobos. Desde el pasado mes de junio su casa no ha estado libre más que dos fines de semana, uno en julio y otro en octubre. Estas navidades no están siendo una excepción. Llenó los pasados 24 y 25 y volverá a llenar este fin de año.

Aunque ya es una tradición que la gente pase estas fechas en casas rurales, «se nota que ahora tienen más ganas», detalla. De hecho, en su caso ya ha recibido bastantes llamadas interesándose por la Semana Santa. Maderna atribuye parte del éxito al precio y al 5 que tienen en limpieza, la máxima puntuación que se le puede otorgar a un establecimiento. La Nochebuena fue más de familias y ahora, para Año Nuevo, los amigos se juntan para pasar un buen rato.

Verónica Jiménez Ulecia, de la casa El Palomar del Abuelo, en Laguna de Cameros, no es tan optimista. Aunque las expectativas para este fin de año son buenas –«llenaríamos 3 o 4 casas con la gente que llama preguntando»–, en Navidad no llenó y es el primer año, desde hace muchos, que no ocurría. No obstante, para los comienzos de 2023 ya tiene varias reservas.